Los Oscar tocan fondo
VOLTAJE ·
Fue la ceremonia más aburrida, previsible, encorsetada y anticlimática de la historia de los OscarLa gala número 93 de los premios Oscar, que se entregaron en la madrugada de ayer, prometía para el espectador una experiencia parecida a 'ver ... una película', se valió de la coproducción de Steven Soderbergh (director de 'Contagio') para diseñar «el primer espectáculo presencial de la pandemia» y terminó convirtiéndose en la ceremonia más aburrida, previsible, encorsetada y anticlimática de la historia de los premios o, por lo menos, de los de los más de 20 años en los que llevo siguiendo la gala en directo. Esta fue la primera vez que no me alegré de llegar hasta el final.
Todo empezó con un plano secuencia que era un preludio de cosas buenas, pero todas se fueron diluyendo ante la pesadumbre de una puesta en escena de bodegón coronada por unos agradecimientos que se extendían sin control, sin humor y sin apenas estrellas, convirtiendo la visualización de la ceremonia en un ejercicio de resistencia. Rompieron con la tradición y les salió mal. Entre lo salvable, el emocionado discurso de Thomas Vinterberg (su hija murió justo antes de comenzar 'Otra ronda', contaminando de tristeza a todo el rodaje y a la propia película) o el tímido intento de 'perreo' de Glenn Close en un trivial absurdo después de haber sido nominada sin premio por octava vez. La ausencia de un presentador fijo volvió a dejar al espectador desolado. Las actuaciones musicales se eliminaron de la escaleta, así como los fragmentos de las películas. Apenas se habló de cine. Todo sucedía de una forma impersonal y, lo que es peor, impermeable a las circunstancias del mundo actual: la tragedia que ha provocado el virus pasó de largo sobre la burbuja de Hollywood, cada vez más ensimismada.
Los premios se enfrentaban a una calidad de películas discutible. El éxito del movimiento 'Black live matters' y de la campaña 'Oscar so white', que denunciaba la escasa variedad racial en estos premios, provocó que este año se haya querido mandar un mensaje de diversidad muy contundente. Y eso es algo relevante en lo social, pero que en términos artísticos poco importa. No hay que desmerecer 'Nomadland', 'Una joven prometedora', 'Sound of Metal' o 'The Father', pero el retraso en la entrega de los Oscar ha motivado que llevemos medio año hablando de unas películas que a duras penas han pasado por las salas de cine y que poca gente ha visto. Por todo eso, por segunda vez consecutiva, la ceremonia ha sido la menos seguida de toda su historia. Para rematar, la organización pensó que era buena idea otorgar el Oscar al mejor actor en último lugar. Poca gente esperaba que ganara Anthony Hopkins, que a esa hora ya estaba dormido, convirtiendo el cierre en algo abrupto que te hacía preguntarte por qué habías llegado hasta allí, manteniéndote despierto sin tan siquiera estar nominado.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión