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Pablo Aranda

Málaga

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Miércoles, 14 de noviembre 2018, 00:05

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En Reino Unido han detenido a una pareja que llamó Adolf a su hijo y en Francia a una mujer que llamó Séréna a la suya. En La Línea de la Concepción también han detenido a un padre pero el nombre del hijo no se ha dado a conocer. Llamar Adolf a tu hijo no es delito pero queda raro, pues se presume que constituye un homenaje a Hitler. En España uno se puede llamar Adolfo sin que se presuma nada. Jesús es otro nombre habitual aunque impensable en otros países, como si aquí alguien se llamase Dios; sin embargo conozco a un Yahvé. A los padres de Adolf no los han detenido por ponerle Adolf a su hijo sino por pertenencia a un grupo neonazi. El padre poseía un manual para fabricar bombas caseras y fotografías vestido como miembro del Ku Klux Klan con su hijo en brazos. Conozco a nazarenos fotografiados con su hijo en brazos, pero en Reino Unido no hay nazarenos. Es difícil pronunciar correctamente Ku Klux Klan y más difícil todavía entender que pueda generar simpatías. El padre de Adolf se llama Adam Thomas y la madre, de origen portugués, se llama Claudia Patatas. En Portugal, como en España, los hijos conservan el apellido del padre y de la madre, pero en el país vecino se coloca el de la madre en primer lugar. El hijo de Adam Thomas y de Claudia podría llamarse, pues, Adolf Patatas, aunque pertenezca a una raza superior. Pertenecer a una raza superior es una fuente de preocupaciones continuas, pues te puede salir un hijo moreno, bajo o gordo, como entre el 15 y el 20% de los niños andaluces, obesos, según el doctor Tinahones, Francisco, director de la unidad de gestión clínica de endocrinología y nutrición del Hospital Clínico Universitario.

A la madre de Séréna la han detenido por encerrar a su hija en el maletero del coche durante dos años. El padre ha quedado en libertad pues, hombre atento a los detalles, ni siquiera sabía que su mujer se hubiese quedado embarazada. El indeseable detenido en Cádiz ha sido acusado de abusar sexualmente de su hijo de 19 meses, así que no nos ocupamos aquí de él.

Tener un nombre que no destaque es fuente de tranquilidad. Los líderes nacionales van a estar presentes en la campaña electoral andaluza, que comienza mañana. Y yo que creía que estaba a punto de terminar. Presentes presentes, hasta en la sopa. Casado se llama Pablo, como Iglesias, casi como Sánchez, que se llama Pedro. Abascal, que viene a reconquistar a caballo no sé qué paraíso perdido, se llama Santiago, y cierra España. Rivera se llama Albert; y Garzón, Alberto. Pablo Casado ha anunciado una campaña «puerta a puerta» y cada vez que llaman al timbre atuso mis cabellos por si es él. Si fuera Abascal atusaría mis caballos. Los líderes pasarán por Málaga repetidas veces durante esta campaña. Aligerarán nuestros oídos con frases estudiadas y promesas de difícil cumplimiento. Lo que prometen algunos no tiene nombre.

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