Motosierras complementarias
El condecorado Javier Milei, precursor de la motosierra, ha sido usado él mismo como serrucho manual por Isabel Díaz Ayuso. La condecoración que le ha ... impuesto en la solapa no es otra cosa que una nueva ración de fruta arrojada a la cara de Pedro Sánchez. La presidenta de la Comunidad de Madrid no es un verso suelto del PP, es todo un poema. Una y otra vez rompe la supuesta centralidad a la que, supuestamente, aspira Núñez Feijóo y que tradicionalmente se consideraba imprescindible para gobernar sin sobresaltos. Una centralidad abandonada por un PSOE que mira a su izquierda y por un PP que no sabe o no contesta.
La que contesta es Díaz Ayuso. Juega de alera derecha, pisando continuamente las líneas de Vox, invadiendo su terreno, no se sabe si como estrategia para pescar en ese caladero o siguiendo su propia deriva ideológica que al parecer coincide con Milei en su concepción del Estado como una empresa. Poco ha importado que en Madrid tuviese un papel secundario, ha seguido entonando su marcha fúnebre para liquidar el socialismo -según él, ideología que conduce al crimen, olvidando que los años más prósperos de este continente se fraguaron gracias a la socialdemocracia-.
Pero, como decimos, Milei esta ocasión no era más que un adorno en la solapa de Ayuso. Un instrumento para seguir cortando posibles lazos entre los dos partidos centrales de nuestro país. Algo que llenará de gozo a los hooligans de uno y otro lado y que nos hace recordar a los «enemigos complementarios» de los que habló la etnógrafa Germaine Tillion en el conflicto franco-argelino. Tillion explicaba cómo la radicalidad de un bando sirve de alimento al contrario. Uno justifica su agresividad en la agresividad del otro, y así se van nutriendo los radicales, engrandeciéndose gracias al adversario. Milei se alimenta de Óscar Puente, Puente de Vox, Vox de Sánchez, y así continúa la cadena con actuaciones estelares de Yolanda Díaz, Abascal, María Jesús Montero, Miguel Tellado y todo un coro de usuarios de la motosierra verbal. La condecoración de Díaz Ayuso es una vuelta de tuerca más en la espiral populista en la que la cordura se deja a un lado en beneficio de la trinchera y del dislate. Si como dice Ayuso hay que respetar a Milei porque ha sido elegido democráticamente por millones de argentinos, por qué no se esfuerza un poco en respetar a los millones de españoles que votaron a Sánchez. El respeto ayusino no es más que una falacia más para justificar una radicalidad que sirve de combustible a sus adversarios y de gasolina para seguir quemando los esquilmados rastrojos de la vieja centralidad.
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