A la mierda el miedo
VOLTAJE ·
Por más que nos sofistiquemos, somos unos animalesEn lo que queda de mes de agosto, más si es ahora cuando se está de vacaciones o están a punto de cogerse, hay que ... marcarse como objetivo prioritario mandar el miedo a la mierda. Iba a escribir a la porra, pero en los casos en los que hay que dejar algo malo solo se puede ser sucio o radical, y enviar lo que no te gusta o no te hace bien a un lugar en el que jamás vas a querer estar, y menos, de vacaciones. Todos de alguna manera vamos dejando pistas sobre dónde buscarnos cuando estemos perdidos y la mierda no es, en principio, uno de esos lugares.
Hay que enviar a la mierda el miedo y va a costar desprenderse de él. Nos hemos hecho íntimos. Lo tenemos encima por lo menos desde 2020, y eso si nos ceñimos al miedo como experiencia colectiva, al estado permanente de alarma y solo a eso, que no es poco, pero de los terrores particulares no da tiempo a hablar. Hemos tenido miedo a contagiarnos por primera y por última vez, a que tengamos que vacunarnos hasta una quinta y a que haya enfermedades que no terminen de curarse del todo.
Han pasado más de dos años y sigue el miedo, se percibe ambiente de terror hacia cualquier cosa, algunas inesperadas, como a salir de fiesta y recibir un pinchazo, o a una viruela del mono, a quedarte sin trabajo, sin hielo, sin gente y sin planes, a coger frío y a un golpe de calor, a que te pique una medusa o a tener averías, otra vez un pinchazo, un pinzamiento, la parálisis de quedarse sin nada. Hay que acabar con eso y con el miedo a no ver ni una sola lágrima de este San Lorenzo o a convencerte de que eres demasiado mayor como para que algunas cosas te sigan haciendo ilusión.
Hay un miedo de varias generaciones a otra crisis más, si es que hemos salido de la anterior, y que venga otra más grande, ya sea de energía, de agua, de dinero, del clima o de todo al mismo tiempo, qué coñazo cuando se está mal. Luego para otras cosas somos muy valientes, temerarios, y las vacaciones son terreno para el experimento de lo que sería de nosotros si no tuviéramos que trabajar y de quedarnos en suspensión ante las cosas, flotando, bajando el nivel del contador del pánico para que el miedo esté en la dosis justa para actuar como mecanismo de supervivencia, exactamente esa, y no más, esperando que todo fluya y aceptando que, por más que nos sofistiquemos, somos todos unos animales.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión