Maricón de qué
VOLTAJE ·
Es alucinante que se descarte el delito de odio cuando matan a un chico gritándole 'maricón'Estas palabras, «maricón de qué», fueron según los testigos algunas de las últimas que pronunció Samuel Luiz antes de morir apaleado en La Coruña, después ... de verse insultado por un desconocido. Después vendrían otras palabras en las que el chico suplicaba por su vida ante una pandilla de salvajes que acabó con él de una forma cobarde, y tan brutal que da miedo y asco pensarla.
No entiendo este debate. Del mismo modo en que una agresión de un hombre a una mujer en determinados contextos siempre va a significar una violencia machista, un asesinato cometido al grito de 'maricón de mierda' es un delito con un evidente componente homófobo y, por lo tanto, existe una responsabilidad social y colectiva que no está presente en otras violencias. Es un agravante; los acusados negarán la motivación de odio porque ya vendrán advertidos de esta circunstancia. Es alucinante que los asesinos encuentren apoyo en la propia investigación policial. Uno de los argumentos para descartar el delito de odio es que los agresores y la víctima no se conocían de antes, cuando la mayoría de las agresiones y los insultos al colectivo LGTB vienen de personas a las que no conoces de nada. Te los cruzas por la calle, y ya. Para que te llamen 'maricón' ni siquiera es necesario ser homosexual, sólo parecerlo, no entrar en lo que se corresponde con la norma de machote hetero; por eso a los homosexuales les llaman maricones o bolleras antes incluso de que ellos mismos lo sepan. Si Samuel no hubiera sido gay o si no lo hubiera parecido, no habría acabado asesinado a golpes en mitad de la calle. Las bestias, como los asesinos que le mataron, eligen a su víctima de forma subjetiva, buscando vulnerabilidad y diferencia.
A Samuel no le mató un único individuo, sino que fue víctima de una turba de odio: 'una jauría'. Hace unos años, la sociedad salió a la calle de forma masiva para protestar por la primera sentencia de los violadores de 'la manada' y ahora hay que hacer lo mismo. No cabe más prudencia. El poder judicial no está sensibilizado con la causa. Las palizas y los insultos están creciendo de una forma preocupante, auspiciados por una peligrosa tendencia política que quiere replegar los derechos adquiridos. Después de una investigación que ha partido convencida de que no había ingredientes de odio en el crimen, se produjeron cargas policiales en la manifestación de Madrid, para asombro de todos. Este Gobierno que dice ser progresista no se puede poner de lado ante tanta violencia. Tenemos que salir a la calle, ser más visibles, perder el miedo, para que se vea bien que somos muchos, que no vamos a cambiar, que no van a acabar con nosotros.
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