Entre la esperanza y la indignación
El anuncio del Gobierno de licitar este año un estudio de viabilidad del tren entre Nerja y Algeciras contrasta con el desprecio a los problemas de movilidad en la autovía del Rincón y la negativa a bonificar el peaje de la AP-7
Sólo un acto de fe puede ayudarnos a creer en la palabra del Gobierno, que a través del secretario general de Movilidad Sostenible, Álvaro Fernández ... Heredia, anunció en Málaga el compromiso de licitar antes de que termine el año el estudio de viabilidad de un corredor ferroviario entre Nerja y Algeciras, que tendrá un coste superior al millón de euros y con un plazo de ejecución de 18 meses. Por si fuera poco, el ministro de Transportes, Oscar Puente, comentó en la red social X: «No solo vamos a hacer el estudio. Estoy seguro de que esa infraestructura –el tren de la Costa del Sol– es posible y que será una realidad más pronto que tarde». Un mensaje lleno de optimismo que contrasta con sus declaraciones el pasado mes de abril: «Se me antoja complicado hacer una apuesta de ese tipo en un plazo de tiempo razonable, cuando no hay en este momento ni estudio de viabilidad ni declaración de impacto ambiental, ni un solo papel con el que trabajar».
Han sido tantos los incumplimientos sobre este proyecto, tanto de gobiernos del PSOE como del PP, que a uno le cuestra trabajo confiar en este tipo de anuncios, pero no queda otra. Incluso es una buena noticia que, por fin, se declare la intención de iniciar la travesía administrativa, larga y costosa, que requiere este proyecto. Pese a todo, es una magnífica noticia.
Algo tendrán que ver las reclamaciones de los ciudadanos y de las administraciones públicas de Málaga y Andalucía. Y sí, esos casi 30.000 firmantes –con nombres, apellidos y DNI– del Manifiesto por el tren de la Costa del Sol, impulsado por este periódico, pueden sentirse satisfechos por haber aportado su granito de arena.
En unos días, antes de final de año, sabremos si la promesa del Gobierno de licitar el estudio de viabilidad es cierta o, como se apresuró a decir el PP, sólo una patada hacia adelante. De todas formas, el PP debería tener cautela con las críticas en este sentido, porque también le podrían sacar algunas portadas de periódicos con compromisos sobre el Tercer Hospital que hoy son papel mojado.
Sea como fuere este gesto del Gobierno, que invita a la esperanza, contrasta con la indignación por la falta de sensibilidad a los enormes problemas de movilidad que sufre la provincia. Que venga el secretario de Movilidad a Málaga e ignore por completo los atascos que cada día se originan en la autovía de Rincón de la Victoria no sólo es incomprensible sino la demostración de que no hay ningún interés en solucionar los problemas. Expertos, como es el caso de Carlos Miró, coinciden en la conveniencia de diseñar carriles reversibles y de alta ocupación para aliviar la congestión de esas vías, que además no requieren grandes inversiones. Pero parece que esos atascos no van con ellos. Tanto es así que ni siquiera convocaron a la reunión a la Dirección General de Tráfico.
De la misma forma, resulta grotesco que anuncien a bombo y platillo la bonificación del peaje de la AP7 y se descuelguen en Málaga con la ridícula inversión de un millón de euros, el mismo día que se comprometen 81 millones de euros para la Autopista del Atlántico en Galicia. Claro, que allí está el Bloque Nacionalista Galego y su pacto de investidura para mantener a Pedro Sánchez en la Moncloa y aquí esta gobernando el PP. Será –y es– por eso.
Esto es el cuento de nunca acabar y, por eso, permítanme la desconfianza ante cualquier compromiso político. Habrá que seguir erre que erre, cada día, cada mes y cada año sin desfallecer frente a los reiterados incumplimientos y las falsas promesas. Que en eso y en todo lo que tiene que ver con las infraestructuras, somos ya unos auténticos expertos.
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