MÁLAGA, UNICAJA BANCO, CAIXABANK Y LA BANCA
Carta del director ·
Málaga vive una situación privilegiada en el entorno de la banca que es preciso valorar en su justa medida. En el presente y, sobre todo, ... cara al futuro. Más allá de la importancia de contar con la sede social de una entidad como Unicaja Banco, con lo que ello representa en empleo y en relevancia económica, la provincia representa un objetivo estratégico para CaixaBank, conformándose así el triángulo virtuoso Málaga-Unicaja Banco-CaixaBank que redunda en beneficios para empresas, entidades y consumidores. Si a ello se suma la obra social y cultural tanto de la Fundación Unicaja como de la Fundación LaCaixa (propietarias accionarialmente de los bancos), con inversiones millonarias en el contexto malagueño, podemos concluir que es una suerte que ambos bancos tengan tanta presencia y tanto empeño en Málaga. De hecho, la competitividad comercial y social redunda, sin duda, en favor de los intereses de Málaga y Andalucía. Hay pocas provincias en España que tengan a dos entidades empeñadas en fortalecer y consolidar su presencia. Ello denota, además, la pujanza económica de Málaga, que se refleja además en la presencia activa de otras marcas como Cajamar, Banco Sabadell, BBVA y Santander, entre otros.
Andalucía debe tomar conciencia también del hecho estratégico de contar con un banco con origen netamente andaluz como Unicaja Banco. En su día, por intereses más personales que económicos, la comunidad perdió la oportunidad de tener una caja de ahorros regional que hubiera podido desembocar en un banco andaluz. Hoy, el sector se ha transformado sustancialmente y ya la política y los políticos -para bien del futuro bancario- no tienen capacidad para influir ni en la gestión de los bancos ni en las decisiones estratégicas como las fusiones. Sin embargo, teniendo en cuenta del peso de las entidades, sí es preciso que esa política y esos políticos asuman en su justa medida la importancia en Andalucía de la actividad de CaixaBank y Unicaja Banco (y de las dos fundaciones bancarias) y de su influencia en el tejido empresarial de la región.
Nadie entendería hoy el intento de injerencias políticas y mucho menos que se pretendiera alentar operaciones corporativas que siempre deben estar en el contexto de la gestión privada de los bancos y sus consejos de administración. Lo único que deben hacer es estar al margen y, en todo caso, facilitar que ambas entidades sigan fortaleciendo y arraigando su presencia en Andalucía.
En el caso de Unicaja Banco, está demostrada su capacidad para mantenerse en el sector en solitario, tanto por su solvencia como por la viabilidad de su modelo (avalado por los supervisores) que, eso sí, podría verse reforzado por alguna absorción futura. Y por lo que respecta a CaixaBank, es evidente el éxito de un proyecto con una enorme capacidad de arraigo en las comunidades. Ambas entidades han cerrado 2019 con buenos datos (1.705 millones CaixaBank y 172 millones Unicaja Banco) lo que esperemos redunde en beneficio de los territorios. Y de sus ciudadanos.
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