La Málaga de La Cañeta
VOLTAJE ·
La Cañeta fue embajadora de Málaga cuando la ciudad no estaba de modaHa llevado el nombre de Málaga con orgullo por las tablas de medio mundo, de Japón a Nueva York, bailando hasta romper el suelo en ... unas giras que eran auténticas conquistas. Embajadora de una ciudad cuando no estaba de moda, llevándola en su mismo nombre, con las raíces extendidas como dos brazos abiertos entre El Perchel y La Trinidad (barrios auténticos, ajenos a los recorridos oficiales), La Cañeta de Málaga recibió el domingo un homenaje por su despedida de los escenarios. Ver el teatro abarrotado fue solo una pequeña muestra del agradecimiento que se le debe a esta artista única en el mundo y a su inigualable temperamento para la fiesta, comparable a un fenómeno de la naturaleza, siempre sin titubeos, y con una osadía y una fuerza capaces de atrapar a todo aquel que la contempla. Esta fiesta en el Cervantes no fue menos. Ahí estaban, arropándola, compañeros suyos como Cancanilla, Pepe Habichuela, La Farruca, entre muchos otros, y generaciones más jóvenes como Israel Fernández, Manuel de la Josefa, Remache o Bonela Hijo. Una vez el periodista Francis Mármol escribió que La Cañeta era como una Tina Turner flamenca («pero más quisiera Tina Turner») y junto a todo el plantel y con Carrete, que es nuestro Fred Astaire, se demostró que sobre tablas del teatro aquella noche había más talento junto que en todo Hollywood.
La feliz idea de acometer un homenaje en vida a La Cañeta es del promotor malagueño Andrés Varea, de Califasón Producciones, con Ramón Soler y Paco Roji, tres figuras claves en varias generaciones del cante en Málaga. Bien por el Cervantes por acoger este homenaje a La Cañeta que se extiende al hombre de su vida, José Salazar, que no le quitaba ojo sobre el escenario con una de las miradas más orgullosas que he visto en mucho tiempo. Durante el recital, pudimos ver artistas que estaban ahí sin estar y que, cuando la vieron, también cayeron a sus pies: Camarón, Manolo Caracol, Lola Flores, La Repompa, Paco de Lucía, Carmen Amaya, Chiquito y La Pirula, la madre que la parió, que era otro fenómeno.
«He pasado muchas fatiguitas, pero la vida me ha compensado», dijo hace poco la cantaora en una entrevista a este periódico, con mucha generosidad, porque hay algo que me dice que no hemos sido del todo justos con esta generación de artistas, algunos asolados por la precariedad (las fatiguitas) sin que haya mucho interés en lo contrario. Cabe esperar que este homenaje y su recaudación contribuyan, aunque sea un poco, a que La Cañeta disfrute de un retiro digno. Y que se mantenga para siempre su legado, porque le debemos mucho.
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