Cuando los juegos dan pena
VOLTAJE ·
Tokio quería presentarse como un país de videojuego y ahora es el escenario de unas Olimpiadas muy tristesA principios de julio, en la ciudad japonesa de Mito, a cien kilómetros de Tokio, una mujer de 53 años llamada Kayoko Takahashi intentó apagar ... la antorcha olímpica con una pequeña pistola de agua. La llama no se inmutó, pero la mujer fue detenida y el incidente despertó la solidaridad de muchos ciudadanos japoneses, que opinan, con tasas cercanas al 80%, que estas olimpiadas de Tokio 2020 no se tenían que haber celebrado; al menos, no todavía. Después de superar a otras ciudades candidatas como Madrid, Tokio quería presentarse como un país de videojuego y ahora es el escenario de las Olimpiadas más tristes de la historia.
En pocos lugares se puede notar la tristeza tanto como en estos Juegos Olímpicos. Entiéndase: hay sitios muchos más afligidos que ese, pero ninguno que sea el resultado de tanta inversión económica, tanto esfuerzo físico e intelectual. Influye, y mucho, la ausencia del público y de su aliento. La sensación de derroche se calma con medallas. Ahora mismo, mientras escribo, en la televisión se retransmite el atletismo en un estadio en el que llueve a mares, tanto que algunos deportistas navegan con sus cuerpos en las caídas. Cuanto más grande es el éxito, más profundas son las heridas que produce. Hay un ejemplo de valentía en Simone Biles, la mejor gimnasta del mundo, que ha tomado la decisión de abandonar la competición por ansiedad. La norteamericana, con 19 títulos de campeona y en pleno culmen de su carrera, ha alegado problemas de salud mental, una lesión en su alma y en su orgullo. «Tenemos que proteger nuestro cuerpo y nuestra mente en lugar de salir y hacer lo que todo el mundo quiere que hagamos». Es un consejo sabio el de Biles, que se extrapola a todos los ámbitos profesionales y personales. El espíritu olímpico propone un estado permanente de superación. Hoy martes, cuando en Málaga sean las 10.50 de la mañana y si nada se tuerce (si no se rompe la noche), Biles volverá a la barra de equilibrio y se despedirá de estos Juegos.
El tenista Novak Djokovic se ha cargado una raqueta en un ataque de ira, el campeón de triatlón vomitó con ímpetu nada más llegar a la meta, y en esa prueba hubo varios colapsos y desvanecimientos. El fracaso siempre está ahí, al acecho, y lo más probable es que llegue y hay que estar preparado para cuando se presente. Tenemos una idea equivocada de lo que supone ser fuerte. No hay que aguantarlo todo. Es lícito y sano parar antes de estrellarnos, pedir ayuda, ser sinceros con la gente que nos quiere y con nosotros mismos y decir que estamos mal, para que exista la posibilidad de un remedio. Hace falta valentía para admitir que se tiene un problema cuando hay algo dentro de ti hace 'crack'.
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