El mercadeo de las viviendas se cuela en las municipales
Pedro Sánchez está tomando un protagonismo que puede dañar a los candidatos de su propio partido
Los candidatos a las elecciones municipales no deben de estar muy contentos con el cariz que están tomando los comicios. Estos políticos, sobre todo los ... alcaldes que aspiran a revalidar sus puestos, siempre quieren alejarse del foco de la política nacional, que lo invade todo y que les puede hacer mucho daño al confundirse el papel de los líderes nacionales. O dicho de otra manera, que el votante a la hora de decidir esté pensando más en Pedro Sánchez o en Núñez Feijóo antes que en el candidato municipal de turno. La vivienda se ha convertido en el gran ariete electoral que están utilizando todos los partidos ante el problema de acceso que existe, azuzado, todo hay que decirlo, por algunos candidatos de las municipales.
El presidente del Gobierno ha abierto la guerra al prometer un día sí y otro también miles de viviendas para los más vulnerables, aunque debido a las características del presidente (ver hemeroteca) sus propuestas puedan considerarse como un oxímoron. Si un día dice que va a poner en el mercado 50.000 inmuebles de la SAREB y los datos publicados después por los medios de comunicación denuncian la gran mentira que esconde (en Málaga capital hay 100 viviendas de este tipo), pues no pasa nada, pues al día siguiente en el Congreso asegura que va a financiar 43.000 viviendas más. Si hacemos la cuenta ya van 93.000, aunque si se tiene en cuenta todas las veces que han prometido la construcción de viviendas públicas la cifra se eleva hasta las 235.000. ¿Y saben ustedes cuántas se han hecho impulsadas por el Gobierno en los últimos cinco años? Cero. Esa es la realidad ante el cachondeo electoral que se está formando con las viviendas. Hay una especie de mercadeo para ver quién ofrece más, pese a que la realidad demuestra que las administraciones que son competentes para ello, la autonómica y la nacional, hacen muy poco por no decir nada sobre este particular.
Feijóo también ha entrado prometiendo ayudas directas para la compra de viviendas. Más de uno puede pensar que los votantes son tontos, que no se dan cuenta de que no se ha hecho nada en los últimos años y que es ahora cuando casualmente a todos les entra la bulla por construir VPO, como si eso se hiciera de un día para otro. El presidente del Gobierno está poniendo toda la carne en el asador en esta precampaña porque sabe que unos malos resultados del PSOE en las municipales pueden certificar su defunción política en las generales. Por eso, no duda en lanzar promesas electorales que no tienen nada que ver con unas municipales, más que nada porque los ayuntamientos no tienen competencia para impulsar de una manera masiva la construcción de viviendas públicas, pese a la buena voluntad que puedan tener. Tampoco parece que haya despertado un especial entusiasmo la Ley de Viviendas que topa los precios de los alquileres, pues este tipo de medidas no suele poner más inmuebles en el mercado del alquiler, sino más bien todo lo contrario, ya que los propietarios tienen más recelos, al tiempo que la nueva norma tampoco se hace eco del grandísimo problema que supone que se cuelen unos okupas en una vivienda.
Cuando se intenta controlar el mercado este se revuelve. Llama la atención que cuando se habla de alquiler siempre se olvida a la mitad de los actores que intervienen en un contrato de arrendamiento, que no es otro que el arrendador. Grave error ese, porque también tienen sus intereses y sus derechos. La actitud de Pedro Sánchez desvela que está desesperado, debido a que no acaba de despegar en las encuestas pese a las últimas medidas que ha ido adoptando, como fue la subida de las pensiones un 8%, sin duda, una medida que en teoría debería ser aplaudida por los beneficiarios de la misma. Pero lleva una mochila bastante cargada. El electorado parece que no olvida el tratamiento de privilegio que ha dado a los golpistas catalanes, o su idilio con partidos como Bildu, sin olvidar el gran fiasco que ha supuesto la ley del Sí es Sí, que ha rebajado ya las penas a un millar de agresores sexuales y ha encarcelado a casi un centenar de los mismos. Y eso no hay propaganda ni promesa que lo apague de un día para otro.
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