Monstruos imperfectos
'Cómo cazar a un monstruo', el documental de Carles Tamayo sobre Lluis Gros, te lleva de la incredulidad a la ira
P. B. Jones, uno de los personajes protagonistas mejor construidos de la literatura del siglo XX, hablaba en su primera intervención de los monstruos perfectos – ... y también de los imperfectos– para retratarse a sí mismo y a la sociedad neoyorquina que vivió y protagonizó su autor, Truman Capote. No encuentro similitud alguna entre 'Plegarias atendidas' y 'Cómo cazar a un monstruo', el documental de Carles Tamayo sobre Lluis Gros, pero mientras lo veía entre la incredulidad y la ira, se me vino a la cabeza el término cuando el propio Tamayo decía de él: «No es un genio del mal». De hecho, añado yo, es un monstruo y además un inútil.
Para los que no estén al tanto de la movida, este documental de Prime está dirigido por un 'youtuber' (y periodista, ¡ojo!) y cuenta la historia de Gros, un señor bien entrado en años condenado a 23 años de prisión por agresiones sexuales e incitación a la prostitución de menores. Una joya, vamos.
El caso es que es el propio pederasta el que se ofrece a que Tamayo le haga un documental, pretendiendo conseguir una suerte de redención; no mediante el perdón, sino negando los hechos. No quiero desvelar mucho, pero la cuestión es que el director comienza a investigar y llega a dos conclusiones. La primera es que no está en la cárcel a pesar de estar condenado en firme por unos delitos gravísimos. La segunda, y no sé cuál es peor de las dos, es que descubre que los cuatro casos por los que le condenaron son solo la punta del iceberg de una carrera criminal violando a niños de más de 40 años.
Cada uno de los tres capítulos lleva al espectador a un estado de ánimo diferente. Del asco se pasa a la incredulidad, y de ahí al cabreo. Cabreo porque esté en la calle por culpa de un sistema judicial que claramente no funciona en este tipo de delitos. Cabreo por la indolencia de parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Y sobre todo, cabreo porque Gros no hubiera podido joder la vida a decenas de niños si no hubiera tenido un entorno de cómplices que se lo permitieron. Monstruos imperfectos que nunca podrán ser llevados a un tribunal. Vean el documental y, al menos, júzguenlos ustedes.
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