El incauto relato
Poco a poco el sendero se estrecha, las opciones de opinión y pensamiento ajustan sus límites de forma creciente. Hay un relato general que unos ... diseñan y casi todos siguen. De los momentos históricos de la humanidad, esta nueva fase o era se ha convertido en la más apropiada para colocar supuestos hechos en la cabeza de la mayoría. Se trata de llegar primero y de elaborar el diseño más cuidado, inteligente y eficaz. Una vez tatuado el guion, el siguiente paso es regañar a los que no lo crean, quieran o compartan. Es un reproche gradual, de menos a más, hasta poder adjetivar, si así conviene, de «negacionistas» a las personas o corrientes que no quieren o no creen esa línea de pensamiento.
Sánchez, apenas tuvo lugar la catástrofe de Valencia -también parte de Albacete- se marchó a Azerbaiyán a una cumbre de cambio climático. Se ignora qué urgencia tenía en viajar, en vez de enviar en todo caso a un ministro o representante gubernamental, se avecinaba otra DANA en la zona mediterránea al éste y sur peninsular y no se quedó a afrontarla. «El cambio climático mata», dijo nada más llegar. En su intervención refirió que había habido graves lluvias e inundaciones en España y doscientas víctimas, «por eso estoy aquí...» Desde luego, llama la atención esta forma sanchista de conducirse, de ausentarse y justificar sus viajes y participaciones, la causa-efecto y acción son tan originales como sorprendentes.
Entre las anomalías patrias la onerosa publicidad gubernamental forma parte del capítulo de gasto público arbitratorio para justificar y apuntalar las decisiones y la gestión del ejecutivo. Una especie de dumping político que tienen por fin primordial la mejor acogida posible mediante el uso instrumental de bien pagadas técnicas de marketing. Ya saben, no todo es sanidad y educación y mucho gasto está destinado a una insostenible y vergonzosa «inversión» en costeadísimos viajes, maquillaje y autobombo. Ello, en un momento como el actual, el luto sobrecogido por las víctimas y daños materiales y la innegable tardanza en el despliegue de efectivos militares, policías nacionales y guardias civiles, es especialmente doloroso.
Lo ocurrido es una dramática lección de conducta para el futuro. Lejos de buscar respuestas en cumbres medioambientales, limpiar cauces, elaborar proyectos y obras para proteger a personas, pueblos y ciudades, es la voz que se alza con fuerza. La ignorancia fanática de los restauradores de la naturaleza, destruyendo presas grandes y pequeñas sólo ha obtenido inmensas avenidas de cañas y barro. Son los negacionistas de las obras hidráulicas, los que quieren negar el derecho de la humanidad a adaptar los espacios para vivir y desarrollarse. Una cosa es el respeto medioambiental y otra la incompetencia de los incautos.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión