Seguimos en la lucha
Este curso nos toca reivindicar que se cumplan las promesas arrancadas antes del verano
Después de la patrona toca volver a remangarse, ajustarse las botas y el casco y saltar de nuevo al campo de batalla. La tregua del ... verano, dos meses en los que la bandera blanca sirve de chambao para no morir abrasados en la playa, se acabó al mismo tiempo que la procesión de la Victoria se encerraba, en un septiembre que acorta las tardes y nos recuerda que lo anterior era un espejismo.
Dicho lo cual, vuelta a la cruda realidad de esta Málaga en su eterna paradoja: demasiado alejada, física y emocionalmente, de la capital del reino; grande pero no lo suficiente para que los que mandan la vean desde la distancia en su justa dimensión. Con muchos votos en las Cortes, pero que rara vez nos benefician, sino a otros que sí hacen valer bien sus intereses.
Otro curso más, a los malagueños nos toca seguir en la lucha y reivindicar nuestros justos derechos como territorio de mayor crecimiento de España, junto con Madrid. Y toca hacerlo una vez más desde abajo, desde la sociedad civil, como ya ocurrió con el AVE y con las carreteras, y como tiene que pasar con todos los grandes proyectos que nos corresponden por justicia.
Este curso toca presionar para que se cumplan las promesas arrancadas al Gobierno antes del verano, y que tanto han costado. Por eso, se tiene que presentar el estudio de viabilidad, y justo detrás, llevar a cabo el informativo, para definir de una vez para siempre el modelo del tren litoral, que debe ir desde Málaga hasta Estepona, por el oeste; y hasta Nerja, por el este. Hay un compromiso claro del Ministerio de Transportes y estaremos vigilantes para que se cumpla y no se dilate en el tiempo. Los malagueños y quienes deciden serlo temporalmente cada año, que son varios millones, tienen derecho a una movilidad sostenible, barata y segura, y eso sólo se puede conseguir con el ferrocarril.
Pero tenemos muchas más tareas urgentes, porque Málaga y la Costa del Sol están en riesgo de colapso territorial. Y para ello, además de movilidad, se necesita agua. No podemos estar dependiendo, a estas alturas del siglo XXI, de los ciclos mediterráneos, cada vez más erráticos e inestables, donde la sequía se vuelve crónica, y no se ven en el horizonte los añorados buenos meses de lluvia. En este caso, la solución está inventada y es la desalación de agua marina; pero también lo es que no se vuelva a tirar al mar ni una gota de líquido depurado. De una buena gestión dependen no sólo el turismo, sino cientos de miles de hectáreas de cultivos, de olivos y subtropicales, que son el sustento de los vecinos del interior de la provincia.
Llega septiembre, se acaba el verano, seguimos en la lucha por Málaga...
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