'Black Friday' en la autopista

Dicho esto, la medida, de la que el PP y sus alcaldes han hecho bandera con eficacia a lo largo de muchos meses, se plantea en su origen como una forma de paliar las graves retenciones en la A-7, especialmente en las horas punta, tanto de entrada como de salida de la Costa y por ambos extremos. Y esto, siento mucho tener que ser yo quien lo diga, apenas va a mejorar con las subvenciones al peaje.

En el mejor de los casos, los técnicos y expertos en movilidad con los que he hablado estiman que se podrían llegar a trasvasar de la carretera gratuita a la de peaje, como máximo, del orden de un 10% del tráfico habitual, esto es, hasta 10.000 coches al día. Por tanto, el 90%, o sea, unos 90.000 vehículos, seguirán tirando por el mismo sitio que ahora.

Esto es así por cuatro razones, básicamente: primero, porque, en realidad, no son tantos los que viven por ejemplo en Málaga y van a diario a trabajar en Marbella, y viceversa. Segundo, porque la antigua N-340 se utiliza sobre todo para tráfico de agitación, de proximidad, hacia o desde las urbanizaciones hacia los núcleos urbanos de Fuengirola, Mijas, etc. Tercero, porque en realidad la autopista tiene muy pocos accesos y salidas y, por lo tanto, no sirve para los trayectos anteriores, sino sobre todo para los de largo recorrido. Y cuarto, porque aunque sea más barata, seguirá teniendo un precio y habrá quien no quiera o no pueda permitirse pagar ni eso, y continuará utilizando la gratuita.

Por tanto, aunque es positivo que se haga, esta medida es más bien cosmética y no es ninguna panacea a efectos de movilidad real. Por más que ya canse repetirlo, la única solución para la Costa del Sol es el tren litoral. Y punto.