¿Y por qué no enterrar a Picasso en Málaga?
Hoy se cumplen 50 años y un día de la muerte de Pablo Picasso. Sorprendentemente Málaga no lo ha conmemorado, pero la pregunta que muchos se hacen es ¿por qué no intentar enterrarlo en su tierra natal? Él no quería descansar para siempre en Vauvenarges...
Ayer, 8 de abril, se cumplieron exactamente 50 años de la muerte de Pablo Picasso, el mayor genio del arte del siglo XX, verdadero icono ... de Málaga y figura fundamental en la recuperación y en la eclosión que vive actualmente la ciudad que lo vio nacer en la plaza de la Merced en 1881. Ya se ha relatado en SUR la historia protagonizada por el director de cine Miguel Alcobendas, que trabajaba en la Diputación Provincial (Madrid, 1940-Torremolinos, 2014) y que a la postre, junto a un cámara que iba con él, fue la única representación malagueña que intentó asistir al entierro del genial artista, algo que no conseguiría, teniéndose que consolar con permanecer en las afueras del parque del castillo de Vauvenargues, donde fue enterrado el genial malagueño ya que las autoridades no autorizaron su sepelio donde él quería, en su mansión de Mougins, donde falleció.
Pablo Ruiz Picasso había salido a cenar la noche antes (7 de abril) con los padrinos de su boda con Jacqueline, y se acostó tarde, fiel a su costumbre, porque se fue a pintar. Murió, pues pintando, porque al día siguiente lo encontraron muerto en su cama. Una bronquitis que originó un infarto se llevó al genio. El referido Miguel Alcobendas llegó a Niza a primeras horas del día 9 gracias a las gestiones que hizo el hoy alcalde Francisco de la Torre. En el avión viajaban los cuatro sobrinos Vilató Ruiz, el doctor Raventós y el ya anciano pintor Manuel Pallarés, y algunos periodistas catalanes. Malagueños, ninguno. Bueno, Alcobendas y Francisco Ojeda, operador de cámara, de quien decía el propio director de cine que «tuvo el honor de ser el único malagueño de nacimiento que estuvo a escasos metros de Picasso cuando fue enterrado».
10 de abril de 1973. Muy temprano, madrugada, los restos de Picasso fueron trasladados al castillo que el artista tenía en Vauvenargues, en Aix en Provence, a unos 170 kilómetros de Mougins, donde recibirían sepultura. Alcobendas y Ojeda habían ido horas antes a una floristería donde la familia Picasso solía comprar habitualmente, sobre todo rosas de color rosa, que gustaban al pintor, que detestaba las 'coronas de muertos', por lo que encargaron una cruz con orquídeas, lilas blancas y rosas del referido color. Tras adquirir la cruz de flores, Alcobendas y el cámara emprendieron viaje a Vauvenargues. El impresionante castillo era una fortaleza. Símbolo por su historia en la ocupación nazi y por haber sido pintado por Cezanne, en aquella maravilla del monte Saint Victorie, el malagueño había conseguido la paz para trabajar que no gozaba en otros lugares, lo que le decidió a comprarla. Allí estaba una legión de periodistas de medio mundo que buscaba una foto o de una imagen del entierro del genio... Policías armados hasta los dientes y con perros impedían la entrada al recinto. Allí llegaron Alcobendas y Ojeda con su cruz de flores y una leyenda escrita en una banda de tela color morada que decía 'Málaga a Pablo Picasso'. «Estuve discutiendo con los policías media hora, diciéndoles que habíamos venidos desde Málaga, ciudad natal de Picasso, para honrarle en su muerte con esas flores (algo que no era cierto, porque las había comprado en Cannes como ya se ha dicho) y que nos las tenían que aceptar.... Tras mucho rogar, llegó un miembro del personal del castillo, quien dijo que Jacqueline admitía las flores, pero no a sus portadores», recordaba Alcobendas. Ignoraba en ese momento que al día siguiente, todas las televisiones del mundo, y muchísimos periódicos reprodujeron la fotografía de la entrega de la cruz de flores. Como escribió Le Provençal, de Cannes, «el cadáver de Picasso fue inhumado esta tarde en el castillo y para ser fieles al deseo de Picasso no se han aceptado flores, salvo las que fueron traídas de Málaga, su ciudad natal»... Recordaba también el cineasta madrileño afincado en Málaga que «la TV italiana informó en su telediario que «unos malagueños intentaron colarse en el entierro utilizando unas flores como caballo de Troya», lo que en realidad era cierto. La revista Blanco y Negro escribió: «Nada más conocerse la noticia de la muerte, comenzaron a llegar a la casa de Picasso innumerables coronas de flores procedentes de casi todos los países occidentales. De todas ella, por orden expresa de su viuda, sólo una pudo traspasar el severo cerco de los gendarmes. En la cinta morada, cuatro palabras que expresaban el emocionado homenaje de la tierra que le vio nacer: Málaga a Pablo Picasso». Esa fue la historia de cómo Picasso fue enterrado con flores de Málaga que no eran de Málaga. Hoy, 50 años después, la pregunta es: ¿por qué Málaga no hace lo necesario para intentar que Picasso repose para siempre en la tierra que lo vio nacer? Sería un maravilloso homenaje a su hijo más universal, que nunca quiso ser enterrado en Vauvenargues...
Excepcional trabajo en Semana Santa de todos los cuerpos de seguridad, en especial de la Policía Local
Picasso vive hoy más que nunca. Y hoy es Domingo de Resurrección, final de una gran Semana Santa para una Málaga que ha estado a rebosar, y donde, por cierto, justo es reconocerlo, ha habido una excepcional puesta en escena y de seguridad por parte de la Policía Local y los demás cuerpos de Seguridad del Estado, que han realizado un gran trabajo, lo que ha permitido una gran movilidad pese a la masa de personas. Cerca de 600 policías locales han estado cada día divididos en tres turnos, de 8 horas cada uno, en un trabajo de ordenación del flujo de personas excepcional, que ha posibilitado una fluidez de tránsito de éxito. Hay labores que muchas veces pasan desapercibidas pero son fundamentales, como el trabajo de todos los cuerpos de seguridad, en especial de la Policía Municipal de Málaga, por lo que hay que felicitar tanto a su concejal, Avelino Barrionuevo, como al propio jefe del cuerpo, Juan Ferrer. Y felicitar también a Jorge González, director del AC Málaga Palacio, por el sensacional 'atrezzo' de su hotel, que era una casa hermandad más. Allí, también, distintas empresas han montado espacios para ver las procesiones, siendo uno de los más concurridos el de Famadesa, con su presidente Federico Beltrán y su director general, Guillermo Beltrán, como grandes anfitriones, y que ha sido 'cuartel general' de muchísimos famosos y personalidades que han venido a disfrutar de la Semana Santa de Málaga, ciudad que ha vivido unos días para la historia, sin lugar a dudas.
Sean felices y sigamos disfrutando de lo que tenemos.
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