El hombre de paja
Esta denominación, hecha popular, viene a describir la situación en la que el titular de un bien o responsabilidad realmente no es tal, sino que ... está suplantando, por alguna razón críptica de conveniencia, al auténtico poseedor, propietario o referente. De otra forma menos concreta, también puede tomarse como aquél que, sencillamente, no es lo que exhibe, ya sea en la calidad de sus méritos o por el aparente peso y contenido de su título. Cuando definitivamente no se es lo que parece o se dice, más allá de un mínimo razonable de autoafirmación o vanidad, estaremos ante un auténtico farsante. En la vida hay muchos, suele ser inevitable, de la graduación de la mentira depende que, en algún caso, se trate de un pobre diablo con más flores de las que le corresponden, hasta auténticos estafadores económicos, sociales o de ambas esferas. Un peligro para los incautos, o sea, para la mayoría bienintencionada.
Cabe reseñar que los míticos espantapájaros de los campos eran algo así como un ropaje y un sombrero rellenos de paja para aparentar la figura de un ser humano. De este modo se intentaba proteger las cosechas y sus frutos del ataque y consumo de pájaros y todo tipo de aves. Paja y otros restos vegetales como relleno, ni piel ni cerebro, que no hacen falta para esta simulación agrícola. En la vida, a veces, algunas corbatas y el resto de 'atrezzo' de algunos personajes puede recordarnos que son mucho adorno para tan poca chicha. De hecho, determinados currículums o no son lo que parecen o son parte de un cuidadoso diseño para poder serlo.
Igual ocurre con los deberes y obligaciones, que, si no se cumplen y atienden como es debido, de nada sirven las apariencias y las palabras. Mucho más aún, si se traicionan los compromisos y los principios. En fin, que vivimos tiempos críticos, que el «no pactaré nunca con» o «la amnistía no es posible porque es inconstitucional y no habrá indultos», que, si «respeto a la Constitución y la ley», etc. etc. ponen a las claras que nos han engañado. Ante tanta decepción, hay ya quien dice que lo que pasa es que Pedro Sánchez es un hombre de paja de sí mismo. Que los tonos y acciones que reflejan las relaciones de Sánchez con sus responsabilidades y con sus compañeros socialistas muestran una cara abrupta y desconocida, que las cosas salen mal porque se hacen mal.
Imaginen, si los trenes se paran, se retrasan o no llegan... Puente es un ministro de Transportes de paja. Si el narcotráfico campa por sus respetos en el Campo de Gibraltar, Marlaska... Que si Leire Díaz es periodista de investigación... De paja. Parece contagio y sigue.
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