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El extranjero

Haro olímpico

Domingo, 28 de julio 2024, 02:00

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París era una fiesta y Palencia, un funeral. Todavía flotaban en el Sena las serpentinas rojas que emulaban la sangre regicida de María Antonieta cuando ... en la vieja ciudad castellana el León de Becerril cerraba los ojos para siempre, guillotinado por los años y por un esprint diabético. Mariano Haro. Casi un don nadie en los fastos olímpicos y en los veloces meandros de las redes, pero un símbolo, «una leyenda» sentencian los cronistas con memoria, del deporte español de hace medio siglo. Y de la España de hace medio siglo. Cuando las medallas olímpicas eran estrictamente una utopía y los comentaristas deportivos de TVE, esos que ahora tanto se esfuerzan por imitar el cacareo de las gallinas cluecas, trataban de elevar el espíritu nacional en los continuos fracasos atléticos.

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