La gran oportunidad
Carta del director ·
Es la primera vez que existe sintonía real entre las administraciones públicas, la Junta de Andalucía, el Ayuntamiento de Málaga y la Autoridad Portuaria, que tienen las mayores competencias sobre este asuntoEs difícil creerse cualquier asunto relativo al Guadalmedina. Como ocurre con el tren litoral hasta Marbella. Todo tipo de candidatos, alcaldes, ministros, consejeros, diputados o ... parlamentarios han hablado sobre estos proyectos, con promesas y compromisos que se han esfumado una y otra vez, como esos aros que hacen con el humo los fumadores.
No hay motivos contundentes para pensar que esta vez será diferente, pero sí hay razones para recordar que esta vez sí estamos ante una oportunidad única. Es la primera vez que existe sintonía real entre las administraciones públicas, la Junta de Andalucía, el Ayuntamiento de Málaga y la Autoridad Portuaria, que tienen las mayores competencias sobre este asunto. Además, las personas más implicadas en este proyecto, como son la consejera de Medio Ambiente, Carmen Crespo; el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, y el presidente de la Autoridad Portuaria, Carlos Rubio, así como el propio presidente de la Junta, Juanma Moreno, y el consejero de Presidencia, Elías Bendodo, conocen la trascendencia de esta actuación y el impacto tan positivo que puede tener en la ciudad. Por ello, es igualmente importante que desde Ciudadanos, socios en la Junta y, con bastante probabilidad, también en el Ayuntamiento, se incorporen a esta tarea.
Con cuatro años a la vista, se puede afirmar que el proyecto de integración del Guadalmedina a la ciudad puede echar a andar. Se requiere, como siempre, implicación de los políticos y de las administraciones y presión de la sociedad civil para que el Guadalmedina no vuelva a diluirse como tantas veces.
Como en todo proyecto, es difícil coincidir en cuál sería el modelo perfecto, pero hoy por hoy hay bastante consenso en los detalles principales a partir del proyecto liderado por el arquitecto José Seguí, que ganó el concurso de ideas convocado por la Fundación Ciedes. Los conocidos como puentes/plaza, los senderos y carriles bici y el soterramiento del tráfico por los laterales del Guadalmedina parecen los puntos de partida en los que coinciden, incluso, los grupos actuales de la corporación municipal.
Por todo ello, la responsabilidad hoy de que el plan del Guadalmedina deje de ser una vieja aspiración para convertirse en una realidad recae en los hombros de los gobiernos de la Junta y del Ayuntamiento; del Partido Popular y Ciudadanos, y de personas concretas como Moreno Bonilla, De la Torre, Bendodo, Juan Marín, Carmen Crespo y Cassá (este último pendiente aún de su futuro). Será a todos ellos a quienes haya que pedir explicaciones dentro de cuatro años o, esperemos, a quienes haya que reconocer la habilidad de desempolvar una iniciativa que cambiará no sólo el aspecto y la movilidad de la ciudad sino que será integrador y eliminará barreras mentales, prejuicios y cicatrices que han marcado a la ciudad desde hace siglos. Estamos ante una oportunidad y hay que aprovecharla, cueste lo que cueste. Veremos.
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