El confinamiento se alarga hasta el 27 de abril, como era previsible. Es preciso recargar el ánimo, el espíritu y la confianza; alejar los miedos, ... y llenar la nevera, que vienen varios días de fiesta sin el Cautivo en la calle ni el Cristo de Mena sobre los hombros legionarios. Esta es la mayor prueba jamas imaginada y nos hace pensar que muchas cosas que hemos vivido en nuestra generación eran sólo un espejismo. Hoy nos damos cuenta de que las cosas importantes son realmente muy sencillas y que el día a día se va a convertir en más complejo. Hoy, más que nunca en nuestra vida, toca adaptarse, reinventarse y emplear el tiempo justo a las lamentaciones. Nada volverá a ser como antes, pero eso no significa que logremos que sea mejor que antes, por difícil que pueda parecernos.
Hay señales para la esperanza. Y la mayor de ellas es que como sociedad formamos un equipazo. Es emocionante ver la movilización de muchísimas personas para ayudar, para lograr lo que parece imposible. La salida a esta crisis sólo es posible con un extraordinario esfuerzo colectivo. Y la sociedad malagueña parece preparada para ello. Se está fabricando un respirador gracias al trabajo conjunto de investigadores de la UMA y empresarios; se está levantando un hospital en una semana en Carranque con la colaboración desinteresada de muchas personas; se están distribuyendo y fabricando mascaras protectoras o mascarillas; se está ayudando a los demás, y se está pensando en cómo salir de esta.
Por ello la sociedad malagueña puede confiar en sí misma y debe convencerse de su magnífica fortaleza como grupo y sacar lo mejor de sí. Necesitamos a las personas inteligentes y creativas; necesitamos a los mejores empresarios dispuestos a colaborar con su experiencia e ideas; necesitamos que las empresas sean responsables más allá de su viabilidad con un compromiso firme de defensa del trabajo; necesitamos un tejido social activo; necesitamos a las administraciones públicas trabajando por un objetivo común, de verdad; necesitamos defender el empleo, pero también necesitamos defender los salarios para no empobrecer a la sociedad; necesitamos gente, mucha gente, dispuesta a colaborar, a trabajar y a esforzarse por el bien común. Necesitamos líderes.
Y no necesitamos a nadie que no esté dispuesto a aportar; debemos señalar a aquellos políticos -no son la mayoría- que aún siguen empeñados en destruir por su propio interés o el de su partido; hay que exigir al Gobierno y a todas las autoridades y cargos públicos transparencia, determinación, diálogo, unión y honestidad. No se entiende que todavía hoy no se esté trabajando con sinceridad de forma conjunta y coordinada, por mucho que el presidente Sánchez reclame la unidad que él mismo y su Gobierno no practican y que torpedean.
Somos un gran equipo y aquí, desde nuestro pequeño territorio común que es Málaga, hay que afrontar el futuro con el convencimiento de que saldremos adelante trabajando todos a una.
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