El Gobierno más feminista... que más divide
Resulta curioso que el Gobierno autoproclamado más feminista de la historia haya sido el que más ha dividido a este movimiento social. La celebración el ... pasado miércoles del 8M, que tradicionalmente era el día internacional de la mujer trabajadora, aunque últimamente ya ha perdido el adjetivo para quedarse simplemente en el día de la mujer, constató la profunda división que existe en el Ejecutivo de Pedro Sánchez, donde la facción de Podemos está enfrentada a la socialista por la 'ley del sí es sí'. Esta norma que se vendió como una de las que mayor protección otorgaba ha tenido el efecto contrario, porque ha beneficiado a más de 700 agresores sexuales y ha excarcelado ya a más de setenta condenados. El PSOE se ha visto obligado a dar marcha atrás, al darse cuenta de que la propaganda no bastaba para calmar a la población, que está escandalizada por los beneficios penales otorgados a los indeseables que han cometido esos delitos. El rollo de los jueces fachas y machistas no cuela y Pedro Sánchez se ha dado cuenta de que este asunto puede acarrearle una pérdida de votos importante, más que nada porque pese a la reforma de la ley, los beneficios seguirán produciéndose en los próximos meses.
El problema es que se ha estado retorciendo el verdadero origen del feminismo, que no es otro que la igualdad entre hombres y mujeres, y este propósito está conseguido en España, donde por ley se establece que no puede haber distinciones entre personas por razón de sexo. Está consagrado nada menos que en la Constitución (artículo 14). Se ha avanzado también en leyes para favorecer la conciliación, haciendo obligatorio para ambos sexos los permisos tras el nacimiento de un hijo. El problema de querer ser más feministas que nadie es que se hace todo en nombre de la mujer, como por ejemplo ocurre con la Ley Trans, que realmente desdibuja a las mismas desde el momento en que cualquier persona puede designar su identidad de género sin necesidad de tener un control médico y psicológico y sin hacerse una reasignación genital, que es lo que le recriminan precisamente las integrantes del feminismo más tradicional. Ser mujer no se decide en dos minutos yendo al Registro Civil con la posibilidad de revertir el género después. Eso no es serio.
Es un error presentar a las mujeres como víctimas en un país donde está garantizada la igualdad por ley
El problema para el presidente del Gobierno es que estas dos leyes han sido aprobadas a iniciativa de su Ejecutivo, que es un órgano colegiado, es decir, hay un solo Gobierno pese a que esté formado en coalición. Y eso tiene consecuencias. Pedro Sánchez quiere ahora imponer que en las empresas privadas haya un equilibrio entre los mandos directivos de ambos sexos, aunque no es descartable que con el paso del tiempo haya que incluir un listado más amplio no por razones de sexo, sino de género. De ahí a otorgar más ventajas a una mujer por el mero hecho de serlo en unas oposiciones sólo hay un paso. Esa posibilidad para nada parece utópica ya en este país.
Es un despropósito plantear el avance de la mujer como si fueran víctimas de lo que se define como el heteropatriarcado que tanto mal parece hacer en la sociedad actual. Los gobiernos están obligados a asegurar la igualdad de oportunidades, pero no se puede presentar a la mujer como seres inferiores, necesitadas de una especial protección. No es justo para ellas. Se habla de la brecha salarial que existe entre hombres y mujeres, que efectivamente existe porque suelen ser estas últimas las que más piden acogerse a reducciones de jornadas. Sin embargo, es un error querer imponer un pensamiento único en el que no se respete la autonomía de cada familia para organizarse la vida como les de la real gana. Lo importante es que ambas partes tengan libertad de decisión. Y eso en España, les pese a quien les pese, está garantizado. Por fortuna no estamos en Irán o en los países árabes donde las mujeres sí sufren una discriminación lamentable por el mero hecho de serlo. Por eso cada vez hay más mujeres en España que no comulgan con este feminismo radicalizado que presenta a los hombres como seres malvados que les quieren hacer la vidaimposible.
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