Francina Halloween Armengol
La belleza es el atajo de la verdad. Una gracia que acoge. La elegancia que se aleja del exceso. La Princesa Leonor jurando este pasado ... martes la Constitución española.
La mentira tiene nostalgia del lodo. Nuestra democracia detenida asiste escandalizada ante el álbum de fotos que el sanchismo le ha regalado a la Princesa de Asturias. Primero Sánchez con la mismísima Mertxe Aizpurua con su titular en 'Egin' que le acompañará toda la vida «Ortega vuelve a la cárcel»; le siguió la de Santos Cerdán con el delincuente prófugo Puigdemont y finalizó, por el momento, con Bolaños estrechando la mano de Junqueras con su imagen de Polifemo del independentismo.
La princesa Leonor en su jura de la Constitución estuvo observada, más que arropada, por los poderes del Estado. Tuvo que sufrir el discurso hortera de una Francina Armengol que eligió un vestido azul estilo 'Maxi Asia' para tan histórico día. Recordó versos de tres poetas intrascendentes que comparten el mérito de no escribir en español, para así hilvanar un discurso para la noche de Halloween democrática que estamos viviendo. Cómoda en su mediocridad, no dudó en continuar con su labor sectaria en las Cortes. Nombró como nuevo letrado mayor del Congreso de los Diputados a un alto cargo socialista que allanará el camino de la futura Ley de Amnistía, hecho que ha sido denunciado, y declaró hábiles todos los días de noviembre para que Sánchez sea investido con la premura que necesita el que mintió tres veces siete. Las servidumbres con los más de cincuenta diputados que no se dignaron a acompañar a la bella heredera de la Jefatura del Estado, ni blanquean ni engrandecen a los que están dispuestos a todo por tal de permanecer en el poder.
Pedro Sánchez hará buena la afirmación de Francisco Umbral: «el poder petrifica y el hecho de mandar es más importante que aquello que se manda».
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