Más que la fecha
La presidenta de la Junta, Susana Díaz, ha terminado por divertirse mucho con las especulaciones acerca del adelanto electoral. Aunque cuando los rumores se lanzaron, ... hace casi un año, quiso cortarlos, ya que su mantra era la estabilidad, a estas alturas el 'macguffin' de la fecha ha terminado por servirle para, por una parte, distraer la atención de otras cuestiones, y por otra evidenciar que es ella y solo ella la que tiene el 'teléfono rojo' de la disolución del Parlamento. Está incluso en el centro de atención nacional, pues en Madrid también andan en ascuas por saber cuándo será el primer duelo al sol de las derechas, el primer test de Pablo Casado, incluso de los nuevos vuelos socialistas.
De modo que Susana Díaz, como se pudo ver anoche en 'La Alameda', el debate dirigido por Manuel Castillo en 101TV, escucha las cábalas, pone su mejor sonrisa y no hay quien le consiga pillar una sola pista sobre sus intenciones, salvo que tiene algunas cosas por aprobar antes de convocar las elecciones. La fecha a estas alturas se ha convertido ya en una pequeña obsesión periodístico-política, que tiene muy inquietas a sus señorías, muchas de las cuales pueden no volver al escaño, pero que no angustia, ni mucho menos, a los ciudadanos.
Porque la vida sigue y los problemas permanecen. Si aceptamos que la madre de todos los males es la falta de financiación de Andalucía, la presidenta, que lanzó el acuerdo parlamentario como la gran operación política tras su derrota en las primarias socialistas, asegura ahora que «no voy a renunciar ni a un euro» de los 4.000 millones que reclamaba al Gobierno de Rajoy. Pero no parece que el nuevo Ejecutivo de Pedro Sánchez vaya a tener el nuevo modelo antes de mayo de 2019, cuando se renueva buena parte de los ejecutivos autonómicos. El grupo de trabajo, político, ha comenzado en Madrid, pero el acuerdo está lejos. La presidenta andaluza no puede aflojar, si quiere ser consecuente y responder al apoyo logrado de toda la Cámara excepto Cs, pero tampoco reverdecer la bronca con su secretario general, y ahora presidente, cuando se avecinan las urnas.
En este delicado equilibrio entra el acuerdo entre Hacienda, de la mano de su exconsejera Montero, y la Generalitat para que ésta perciba 1.400 millones de deuda del Estado con Cataluña. Aunque ayer el líder del PP quiso enfrentar a Díaz con este acuerdo, cualquiera puede ver que además de tener cobertura legal (una sentencia firme de noviembre del 17 contra el Estado por el déficit de infraestructuras y un acuerdo de la Junta de Seguridad firmado por López de los Cobos, de la Administración Rajoy), se trata de un ardid para que ERC y PdeCat apoyen los Presupuestos Generales del Estado.
Pero de aquí a las urnas, cuando sean, Díaz ha de presentar algún resultado de ese frente común que consiguió y que fue uno de lo grandes logros de su legislatura. Habrá que verlo.
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