Encierro en Semana Santa
VOLTAJE ·
El trono de la Cena incumplirá las medidas de limitación de comensales en esta Semana SantaEl Gobierno ha anunciado nuevas restricciones que serán de obligado cumplimiento para todas las comunidades autónomas durante Semana Santa. Para resumir, el único cautivo será ... el propio ciudadano. Los legionarios entran en depresión profunda. Y eso que se trata de un acuerdo de mínimos. Luego se le podrán echar más cosas encima. Entre otras medidas, el texto anuncia que no se permitirán las reuniones de personas no convivientes en el ámbito privado (¡chupito!) y no hace ninguna excepción, ni con ligues ni con novios ni con matrimonios que no convivan juntos, que también los habrá, igual que hay divorciados que se encuentran en la cinematográfica tesitura de compartir casa.
Para que nos hagamos una idea, el trono de la cofradía de la Cena ya incumple las medidas de seguridad en lo que se refiere a limitaciones de comensales en Semana Santa, y esto por no hablar del toque de queda, que por lo menos será de 23 a 6. En teoría, la Pollinica sí cumpliría, al ser su salida eminentemente matinal. El Cristo mutilado no podrá lucir sin embargo su nueva pierna. El cofrade podrá pasar el mismo trance nocturno que propone la Semana Santa desde casa, con todo el viacrucis, envueltos en misericordias y en humillaciones y sometidos a este largo prendimiento.
Procesionar en el salón, echar palomas imaginarias por las ventanas, o tirar romero, los más ecologistas. Bendecir a los vecinos desde la ventana del baños. Cantar saetas a las lentejas, quitarnos los dolores practicando el puente de hombros. Cocinando borrachuelos con toda la humildad. Se puede escenificar el recorrido oficial del descendimiento con un rollo de papel higiénico por el pasillo. Hay que tener cerca a una madre que haga de virgen. Hay que buscar una columna para su Cristo, y vamos a tener que tocar palmas cuando vienen penas, como han hecho tantos gitanos en el flamenco de una manera que encoge el alma.
Espero que se produzca la correspondiente liberación del preso. Ya volverá la pasión. A estas alturas, los aficionados a la causa ya se habían hecho a la idea de que los únicos encierros de esta Semana Santa iban a ser los nuestros. Y encima no puede venir nadie a verlo. Después de un año de lágrimas y favores, vamos a desarrollar ganas incluso de ir al Rocío. No queremos acabar coronados de Covid ni crucificados por la pandemia. Hay que esperar el rescate de la vacuna en nuestra sangre mientras agotamos viñeros para brindar por la salud o por el amor. Hay que rezar con las luces apagadas. Hay que renovar la esperanza. Hay que creer en la resurrección.
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