Dos empresarios y un actor...
Málaga no puede esperar más para nombrar hijos predilectos a Sánchez Domínguez y a Domínguez de Gor, e hijo adoptivo a Raúl Sender. Los tres, que han superado los 80 años, fueron grandes referentes de Málaga cuando ésta no era ni por asomo 'la ciudad de moda'. La arriesgada apuesta de Ovidio en Pedregalejo que le ha salido bien
Hay que ser agradecidos en vida, ya saben que es una lucha que estos Horizontes mantienen desde los inicios en su larga vida ya... Por ... eso hay que aplaudir que el Ayuntamiento de Vélez haya aprobado por unanimidad la propuesta institucional de nombrar hijo predilecto de la ciudad a Bernardo Quintero, nacido en la localidad de la Axarquía en 1973, fundador de Virus Total, empresa adquirida por Google en 2012, donde actualmente es director ingeniero responsable de seguridad. Una distinción justa, que cuando se merece no hay que esperar a que se caigan las hojas para otorgarla. No hay para cualquier hijo de vecino mayor gloria y felicidad que la tierra que te vio nacer te reconozca los méritos y la entrega.
Este nombramiento se acordó el viernes pasado, cuando se llevó al pleno la propuesta de quien fue nombrado hace unos días Doctor Honoris Causa de la Universidad de Málaga.
Y es que la sociedad tiene que ser agradecida, y ser generosa con quienes le han aportado riqueza, trabajo y nombre, y más en los tiempos difíciles en los que ésta no era 'la ciudad de moda' ni mucho menos. Me refiero en concreto a algo que produce gran extrañeza, que dos de los principales empresarios malagueños, no a nivel provincial ni regional, sino nacional, José Luis Sánchez Domínguez y Rafael Domínguez de Gor no hayan sido distinguidos aún como 'Hijos Predilectos' de Málaga, exactamente lo que ocurre con el hecho de que Raúl Sender no haya sido designado 'Hijo Adoptivo ce Málaga', porque como se sabe, no nació aquí, sino en Zaragoza por casualidad, y a las pocas semanas se vino a su tierra malagueña, la que siempre ha llevado por bandera, y en la que vive ahora en su edad dorada de la jubilación, al igual que Domínguez de Gor y Sánchez Domínguez.
Porque Málaga tiene en su corazón nombres que trascienden el tiempo y la empresa. Rafael Domínguez de Gor y José Luis Sánchez Domínguez son dos de ellos. Visionarios, trabajadores incansables y profundamente enamorados de su tierra, ambos han dejado una huella imborrable en el tejido económico y social de Málaga.
Rafael Domínguez de Gor, fundador del grupo Mayoral, no solo vistió con ilusión a generaciones de niños, sino que también impulsó el nombre de Málaga más allá de nuestras fronteras. Su generosidad silenciosa y compromiso con la infancia y la cultura lo convierten en un referente sin duda.
José Luis Sánchez Domínguez, alma y fundador de Sando, construyó desde la discreción y el esfuerzo una de las mayores empresas del sector, apostando siempre por el desarrollo sostenible y el empleo local. Su trabajo es cimiento literal y simbólico de la Málaga moderna.
Pues bien, ninguno de los dos han sido distinguidos como Hijos Predilectos de Málaga, un reconocimiento que no hará más que poner en palabras lo que muchos malagueños sienten: gratitud, respeto y orgullo. Porque su legado no solo se mide en ladrillos o tejidos, sino en amor por su tierra y compromiso con su gente. Constancia, dedicación, y generosidad. Ambos además, sin afán alguno de protagonismo, lo que se agradece y no poco en estos tiempos donde cualquier mercachifle se cree importante y gusta de salir hasta en la sopa.
Por otro lado, Raúl Sender. Cuando hablas con él te das cuenta de que tiene una ilusión doble: ser hijo adoptivo de su tierra, donde no nació por una casualidad, y/o pregonar la Feria de Málaga, algo que siente en sus carnes. Actor y showman, fue el primero que en España desarrolló en los escenarios los monólogos, que ahora también están de moda. Tiene el récord de que una impresionante silueta de 5 metros de su figura se exhibió en la Gran Vía madrileña durante años por sus grandes éxitos en Cleofás y en los teatros de la principal calle de la capital de España; y sus apariciones en televisión, especialmente en el 'Un, dos, tres' de Chicho Ibáñez Serrador, lo catapultaron a una fama sin precedentes en una época donde este país necesitaba más que nunca referentes y no pocas dosis de buen humor.
Francisco de la Torre, alcalde malacitano, tiene una gran oportunidad de hacer lo que podríamos definir 'un tres en uno', y en el mismo acto cumplir con lo que no es más que un homenaje justo para estos tres grandes malagueños, dos empresarios y un actor, que es el título de hoy. Ojalá ellos lo disfruten en vida y estos Horizontes recojan la foto de los tres con su medalla y su diploma. Se lo merecen, y de qué forma, Dios mío. En cualquier otra ciudad del mundo, no sólo tendrían avenidas, estatuas y lisonjas de todo tipo, pero esta Málaga nuestra tiene un punto madrastil que hace que sea la que menos monumentos tiene dedicados a quienes nacieron en sus entrañas y la ayudaron a ser más grande...
Cuando los propietarios de toda la vida de El Cabra, por imperativos de edad y otras circunstancias, decidieron traspasar el mítico chiringuito de Pedregalejo, uno de los primeros con El Morata y El Lirio en popularizar el marisco entre los malagueños, la verdad es que los que nos hemos criado conociendo sus peculiaridades, nos quedamos un poco vacíos de esos lugares tradicionales que marcaron la infancia y juventud de miles de malagueños, cuando ir al barrio de pescadores, entonces con su playa (sic) cargada de pedruscos enormes y sin paseo marítimo, era una aventura y un premio que pocas veces uno se podía permitir... Tras un par de intentos de negocios que mantuvieron la histórica denominación (el establecimiento gastronómico fue fundado en 1965 por Manuel Cabra Ávila y regentado con su familia hasta 2018), lo cierto es que el nuevo Cabra no levantaba cabeza, hasta que apareció Ovidio, conocido restaurante de éxito con especialidad en carnes ubicado en el centro de la capital, que decidió una apuesta arriesgada: un sitio de carnes en el corazón de un barrio de pescadores 'templo' del 'pescaíto'.
Nació así El Cabra-Ovidio Playa, donde han tenido la inteligencia de mezclar su oferta de carnes de todos tipo (el exhibidor es magnífico) con los productos de siempre de El Cabra y además con una oferta arrocera digna de envidia. Al frente del restaurante y de la sala, Carlos Rosado y Christian Postigo, con experiencia contrastada en la casa, y encantados con la respuesta del público y el éxito de la nueva oferta que se ha planteado en el entrañable barrio, tan necesitado de que si la tradición no puede mantenerse con los negocios de siempre (los tiempos mandan), al menos el espíritu se mantenga indemne.
Nos vamos, que hoy es San Pedro y San Pablo, un buen día para irse al rebalaje...
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