En dique seco
Si usted tiene entre manos un proyecto que, por una casualidad del demonio, depende en alguna de sus aristas de la administración pública, siéntese y ... espere. Es más, aproveche para retomar esos otros que aparcó en el tiempo: aquel viaje soñado con la pareja o los amigos; el curso de francés que dejó a medias, la obra en el trastero, etc... Nuestros queridos políticos han decidido prolongar el carrusel electoral y aquí va a estar todo parado Dios sabe hasta cuándo. El 28 de abril, elecciones generales; el 26 de mayo, las municipales, europeas y autonómicas en el resto de España. En fin, que a eso hay que añadirle las precampañas, las campañas y, luego claro, en estos tiempos de fragilidad parlamentaria el periodo de negociación de los pactos postelectorales, el de colocación de cuñados y amiguetes de los partidos en el tejido de lo público donde se haya podido llegar; y a todo ello hay que sumarle los protocolarios cien días de tregua de 'déjeme usted en paz que aún estoy haciéndome con esto'. Total, que el país va a estar absolutamente bloqueado hasta después del verano como poco.
Por eso, insisto, aproveche, aproveche. No deje de hacer limpieza en el despacho, de aprender jardinería doméstica e, incluso, ponerse al día con un 'on line' gratis de ofimática que, sin ser muy riguroso, al menos le va a tener entretenido por unos meses delante del ordenador. Porque aquí va a haber poco que rascar. Olvídese del instituto pendiente en su municipio, ese que hace tanta falta en pueblos como por ejemplo Rincón, para evitar la saturación insoportable de los otros centros escolares. No haga cuentas tampoco con los auditorios prometidos, las reformas de paseos marítimos... Ni siquiera guarde muchas esperanzas con esa depuradora tan necesaria desde hace cuarenta años para ver la playa limpia de toda la mierda que arrojamos desde la Costa sin piedad y, casi siempre, sin un triste colector para filtrarla.
Por no esperar, tampoco se haga ilusiones con lo que va a oír los próximos días. Fíjese, por poner otro ejemplo, en el metro al PTA, cacareado hasta el aburrimiento durante la campaña de las andaluzas y, mire por dónde, ahora va la concesionaria del suburbano y avisa de que sobre el papel está muy bien pero que cuesta el doble del pastizal previsto para llevarlo hasta el Civil, así que mejor que los trabajadores de la tecnópolis se vayan cogiendo el bus.
Así que, ahora que anunciarán puentes, carreteras, parques, conexiones, subvenciones, planes, trabajo, felicidad y quimeras, coja usted las de Villadiego y deje esa música para los crédulos. Incluso pruebe a navegar. Si, de hecho, alguna vez soñó con surcar los océanos y ver el mundo, es el momento. Tiene tiempo. Aquí vamos a estar un largo periodo en dique seco.
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