Los días de la cebolla
VOLTAJE ·
En estos días que inauguran la primavera no se puede estar siempre contentoEl portavoz de la Aemet en La Tierra, un señor llamado Rubén del Campo, advirtió ayer de la llegada de 'los días de la cebolla'. ... Más allá de la época de posguerra y de Miguel Hernández, este término hace alusión a estas jornadas que inauguran la primavera y en las que no se puede estar siempre contento. Hace calor durante el día, cae la noche, llega el frío y el atardecer se vuelve cruento. Se puede llevar camiseta o camisa con posibilidad de fino arremangamiento, pero llega un momento de la tarde en el que hay que añadir abrigo; una cantidad de prendas proporcional al tiempo que se decida quedar uno a la intemperie. Dicho de otra manera, y en la jerga de la Aemet, hay que llevar más capas de ropa que la hortaliza a la que esta denominación térmica debe su apodo. La cebolla. No es ninguna tontería. En algunas regiones puede haber 27 grados de diferencia. Estos días de la cebolla, tan famosos, son muy típicos en el clima de Granada, tanto que dicen que la mala follá viene de eso, de pasar del calor al frío y de ir con el abrigo colgando aunque no toque. Luego leí que la auténtica mala follá granaína la patentó una estanquera de la Gran Vía de Granada, que dicen era muy borde. Yo una vez fui testigo de la mala leche malagueña, versión estanco, en un cartel de un quiosco que decía así, tal cual, en mayúsculas: NO VENDO TABACO Y NO SÉ DÓNDE VENDEN.
La cebolla es la reina de la cocina, eso decía siempre mi abuela mientras cocinaba. Eva Sannum, aquella novia tan mona que tuvo el actual rey de España cuando era príncipe raso, ha dicho en un diario noruego que ella no tenía ganas de convertirse en reina y que se alegra de no haberlo sido. Que fue ella la que dejó al príncipe. Que era una relación fría. Málaga a su manera también está viviendo momentos de enfriarse de una manera tonta. Hay mucha gente de fuera que desprestigia y humilla nuestra humedad hasta que viene aquí en diciembre. Grita el termómetro óseo y articular que empiezo a escuchar en mi cuerpo los días nublados y que me hace sentir viejo. Asumo que algún día menguaré. En el frío de Málaga no importa cuánto te abrigues, que siempre apuntarás al destemple y acabarás calado. Tampoco la humedad es una circunstancia meteorológica a la que se le deba echar la culpa de todo. A fin de cuentas, aquí es difícil que se baje de los 10 grados. Al menos en teoría. Qué bien que llega la primavera.
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