Dejar hacer
A estas alturas de hartazgo político, uno ha terminado por descreer de todo el espectro político
Pasada la investidura, y con la temperatura regresando a sus valores normales, ahora toca dejar hacer. Bastante crispación se ha acumulado ya durante este largo ... año de bloqueo político como para sostenerlo en el tiempo. Esto de recuperar de la hemeroteca 'tuits' y titulares de quienes asumen alguna responsabilidad en el nuevo Gobierno está muy bien como diversión; incluso como alerta permanente de las contradicciones que esconden quienes van a manejar nuestro dinero, el de todos. Pero a renglón seguido hay que darles un voto, si no de confianza, al menos de tiempo para que la acción política que prometen, y que a algunos se nos antoja quimérica e inviable, se transforme en hechos con los que, entonces sí, podamos refutar a Pablo Iglesias sobre lo que dijo el otro día de que los vamos a juzgar por lo que son y no por lo que hacen.
No. Les vamos a evaluar sus acciones, claro que sí. A estas alturas de hartazgo político, uno descree ya de las pancartas y los programas electorales. De todos. Al fin y al cabo, nos han mentido tanto y nos han metido tanto la mano en la cartera que uno desconfía de todo el espectro político sin excepción. Pero este gobierno es sin duda legítimo en virtud de la aritmética parlamentaria que hemos dado en consensuar como reglas de juego y se merece, para empezar, los mismos cien días que tuvieron otros gobiernos de otros colores. Cierto es que la fractura social representada en este Congreso es triste. Tanto, como que el gobierno de un país sea rehén de radicales que quieren acabar con la concordia de ese propio país. Es lo que el otro día le espetó Felipe VI a Sánchez: «El dolor viene después». Ya se lo han dicho los de ERC: les importa «un comino» la gobernabilidad del resto del territorio español. Y eso es así por más que se empeñe en lo contrario el fenómeno del PSOE al que se le ocurrió el otro día esa memez de los «#167valientes que han sacado adelante un gobierno de progreso». Hombre, a estas alturas ya no cuela. Entre otras cosas, porque al final todo va a depender del nunca mejor dicho presidente en la sombra Oriol Junqueras; incluso de EH-Bildu, a los que el otro día tuvimos que soportar hablando de dignidad. Precisamente ellos.
Pero, en fin, esto es lo que hay y al PP de Casado le toca ahora resarcirse de la oportunidad perdida de haber quedado como gente de Estado. Ahora les corresponde hacer una oposición valiente pero estratégica, lejos del estilo montaraz. Les toca, les guste más o menos, dejar hacer. Y en las derechas, lo del 'laissez faire' lo entienden muy bien.
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