Decir hola y adiós
La onomatopeya en respuesta a mi salud me aplasta
Violeta Niebla
Domingo, 3 de septiembre 2023, 23:54
Secciones
Servicios
Destacamos
Violeta Niebla
Domingo, 3 de septiembre 2023, 23:54
Decir hola, dar los buenos días, las buenas tardes, las buenas noches, en las ciudades nos cuesta más que en los pueblos. Después de pasar ... un verano en el interior, lo que más me ha chocado al llegar a la ciudad es el vacío que con el que te encuentras cuando te cruzas con personas, es decir, todo el rato. El vacío de saludos es de hoja perenne en las ciudades.
Ya no vivo en un bloque con muchísimos vecinos, ahora somos cuatro. Con esos sí alcanzo a saludarme, pero a veces entra en el portal gente que no conozco con quien me cruzo en las escaleras y esa gente emite un sonido algo animal, un ruidito primitivo como alertando de algo pero que desde luego no significa «hola» es algo más parecido a «estoy pasando por aquí y no quiero tener ninguna relación contigo». La onomatopeya en respuesta a mi saludo me aplasta y me pone triste. Porque yo tampoco quería tener relación con esa persona, pero qué diablos, un poco de cordialidad y levantar la cabeza del móvil no estaría mal. Saludamos cuando entramos a los pequeños comercios pero no a los grandes. A mí también me gusta saludar a la vigilante jurado que está en la puerta o a la persona que está reponiendo porque yo una vez también estuve en esa posición en la que sólo te preguntan dónde está un artículo sin decirte hola ni mirarte a la cara. Porque ya en 1999 los seres humanos sabíamos que algún día todo lo iban a hacer las máquinas y que algún día esa niña que reponía un videojuego sería una máquina o escribiría esta columna con un móvil en algún lugar remoto entonces para qué vas a hablar con una máquina.
Con los perros es distinto, me gusta hacer una línea recta en un paseo y comprobar cómo nos saludamos solo las personas que llevamos un lazo atado de la mano a nuestro can. No cuesta nada, suele ser un saludo breve acompañado de un gesto con la cabeza o una sonrisa o incluso un levantar la mano. Reconozco que yo, si me dan palique, soy de las que se paran y echan un rato. Suelen ser conversaciones absurdas muy ligeras de todo peso con personas con las que probablemente no me cruzaré jamás. O sí, pero ya habremos tenido nuestro momento y ya solo seguirá el hola y la sonrisa. Se liberan endorfinas en una cosa tan aparentemente insignificante como un saludo. Me parece que hay profesiones con las que saludarte, camareros, taxistas, pero hay veces que ni eso. Hay gente que ataca directamente a la carta y pide su bebida sin mediar otra palabra o simplemente da una dirección y se calla. Esa gente me cae mal. No es que yo quiera hablar en todos los taxis, pero qué menos que un saludito y desear que pase un buen día al salir del taxi.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Encuentran a una mujer de 79 años muerta desde hacía varios días en su domicilio
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones para ti
Favoritos de los suscriptores
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.