Dani García y las Cc. de la Gastronomía
Comer es una ciencia, no una rama golosa del márketing
Nos tiene dicho Almudena Villegas a Nacho Alcalá y a mí que la Gastronomía es una ciencia multidisciplinar, una cosa así como Ciudadanos, que es ... perejil en todos los guisos que vienen y en los que están por venir. La realidad es que vemos a Dani García como retirándose del faranduleo de las estrellas de los hidrogenados que, como es sabido, no hace feliz ni al mesonero ni al comensal.
Ahora que Dani García se toma el descanso del héroe, conviene hacer un examen de conciencia de hasta el punto en el qué hemos llevado el Arte hasta un límite de snobismo insoportable. Toda despensa al Sur de Gran Bretaña es una biblioteca, y de ahí que sepamos que quien combina una hamburguesa con un gazpachuelo es de los nuestros. En eso Pedregalejo es un crisol del comer y de las rubias: a medio camino entre Times Square y un figón de Sicilia desde el que se ve el mismo mar. Allí 'el Moe' asa espetos con la salmodia del Mele, que no canta pero nos ilustra que Pedregalejo es una república independiente con rima asonante.
Con la propia Almudena Villegas yo he aprendido a respetar la Gastronomía como una ciencia plural, entre la Propedeútica y el Barroco. Esta prejubilación de Dani García, pues, tiene mucho de Juan Carlos I que se rebela contra un tiempo de pitiminí. Sabemos que los infartos no son buenos ni a ninguna edad ni en ninguna disciplina, pero en la Gastronomía el estrés es un escupirle a Dios, y al pan, y al vino. Y a Ceres y a Diana y otros dioses cazadores.
Uno sabe que al marbellí le ataca una crisis creativa, porque no se pueden escalfar los huevos a la sororidad y porque la restauración ha degenerado en una suerte sensorial de concierto de Pink Floyd, a 200 euros por comensal que no come.
Yo de Gastronomía y de Tauromaquia entiendo lo que me dicen los maestros: Villegas, Alcalá, Cañabate, Jesús y Ángela de 'La Fragua', y Jimmy el Filipino por el lado del 'mollati'. Y Victorino JR, Chapu Apaolaza, Joselito Ortega, Fernando Cámara, Joselito Ortega y el niño de Benamocarra por el taurino. Con ellos he aprendido que no hay mayor arte que el de vivir, y disfrutar. O al menos encontrarse a Dios en lo sublime que es el incienso, el orgasmo, un poema de Manuel Alcántara o el mar en la primera recurva desde que se baja la Fuente de la Reina.
Yo la Gastronomía la entiendo como Arte, no como una rama golosa del márketing. Por eso entiendo que Dani García reivindique que las hamburguesas sean ese plato de barrio al que con cariño y buenas terneras se les pueda meter en el ancho corsé de la dieta mediterránea.
Yo soy gastrónomo en tanto que libertino. Las pulsiones hace tiempo que las dejé atrás y todo plato es un lienzo donde quiero ver guisando a Morante de la Puebla. Dani García lo sabe.
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