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Cruce de calendarios

El rayo verde ·

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Viernes, 3 de agosto 2018, 07:55

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El barómetro del CIS ha devuelto la esperanza a los socialistas más lúcidos y extiende el optimismo entre sus perdidos votantes, a pesar de todas las cautelas de 'cocina' que se achacan a esta encuesta, la primera bajo el mando del prestigioso sociólogo y dirigente del PSOE José Félix Tezanos. Rozar el 30% de intención de voto era hace apenas un par de meses algo increíble para el maltrecho partido. Por eso mismo, vistas las vueltas que da la política española, el cuadro de situación de ayer, anterior a la llegada del 'verdadero PP' con Casado, puede tener un valor efímero. O no. Las perspectivas para Pedro Sánchez parecen buenas, con un Podemos ya reducido al espacio de Cayo Lara, lleno de contradicciones palpables, y que sufre la añadida desaparición de Pablo Iglesias e Irene Montero, por la muy humana situación de sus hijos prematuros, lo que evidencia hasta qué punto el partido teóricamente abierto, vertical, asambleario, se ha hecho dependiente de su líder. En el ámbito de la derecha, la pugna Casado-Rivera, que «van a dar días de gloria», se espera, sólo puede ensanchar el espacio del PSOE.

Los resultados de este CIS dan oxígeno al Gobierno de Pedro Sánchez, decidido a resistir todo lo que pueda, aunque también observa con preocupación que los malos datos de Podemos impulsarán a los morados a rechazar darle cualquier apoyo. De tacón, el barómetro de ayer beneficia -quién lo diría- al PSOE andaluz y a su lideresa, Susana Díaz. Sin embargo, a la presidenta se le han cruzado los calendarios y ahora debe tener en cuenta el marco nacional, de su secretario general y presidente, para su decisión respecto a las autonómicas. Es evidente que no quiere hacerlas coincidir con las generales. Si hubiera convocado ya para otoño y disuelto antes de verano no estaría en esta tesitura. Es decir, ha de dilucidar cómo aprovechar la ola nacional sin perder el 'debate andaluz' que dice querer preservar, y cómo hacerlo antes de que baje el 'efecto luna de miel'.

En cualquier caso, el debate sobre el adelanto de las andaluzas se ha adueñado por completo de la vida política regional hasta el punto de que ha dejado al Gobierno actual como un 'pato cojo' puro y duro. Todo el mundo da por descontado que el final está al caer. Díaz y su equipo no han conseguido que se hable de otra cosa, si no es del escándalo del gasto en puticlub de la Faffe, una pestilencia procedente de la gestión del consejero Antonio Fernández -curioso que los muy machistas funcionarios se fueran de putas el día que éste fue cesado por Griñán- que viene a demostrar que quien mal anda mal acaba.

Susana Díaz ya tarda en dar un impulso a su gestión política, que ya no puede girar en torno a la discrepancia con Madrid. Pese al ferragosto que viene ha de meter la sexta marcha. Algo hará.

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