Coronavirus con tónica (o cómo beberse la cuarta ola)
VOLTAJE ·
En la calle Beatas se ha celebrado San Patricio como si se nos fuera algo en elloSi han salido este fin de semana por el centro de Málaga, o si conocen a alguien más atrevido que usted, o con más ganas, ... que se dejara caer por allí, se habrá percatado del absoluto desparrame que se ha formado en algunas calles que parecían haber viajado en el tiempo para situarse en la feria de 2017. La plaza de la Merced, trasladada a cuando estaba medio permitido el botellón, que por cierto era un lugar divertidísimo en el que alguna vez había que estar. Este sábado, a las 22.45, la imagen era la de un larguísimo atasco provocado por mucha gente saliendo del parking a la misma hora. Nada de esto corresponde a una sensación mía o de mis conocidos: la Policía Local ha batido récords este fin de semana con 510 multas por no llevar mascarilla y 276 por incumplir el toque de queda. 15 establecimientos han sido sancionados por diversos motivos, y algunos son reincidentes. Ha sido el peor fin de semana de la pandemia y se han visto imágenes muy tremendas. Cuando abres un poco el grifo tienes que valorar que no haya gente que quiera beberse todo el pantano.
Aquí cabe señalar que mucha de esta gente era de fuera, cosa lógica cuando España se ha convertido por derecho propio en la 'happy hour' de media Europa. En la calle Beatas se ha celebrado San Patricio como si se nos fuera algo en ello. La solución es complicada y de manera inevitable pasará por volver a cerrar, pero las normas tienen una función didáctica que se disuelve ante las contradicciones. Es verdad que los turistas tienen que venir con una prueba negativa, pero ni hay controles férreos ni parece tan complicado falsificar un parte médico. Es injusto que pueda venir a Málaga un selecto grupo de italianos para emborracharse y yo no pueda ver a una supuesta prima mía que viviría en Albacete y a la que tendría muchas ganas de ver, pese a la distancia, aprovechando mi viaje para incentivar el comercio local comprando atascaburras. O navajas, que hasta hace poco eran un complemento indispensable para salir por la noche de otro selecto grupo de malagueños.
Ahora los navajazos están tan pasados de moda en la noche malagueña como lo está la propia noche. Hay una parte de esos jóvenes, que son los nuestros, a los que tampoco se les puede echar en cara que pidan jaleo, que se beban el coronavirus con ginebra rosa, por más terrible que nos parezca. Esta situación puede complicarse en cualquier momento, y ya tenemos suficiente con aguantarnos a nosotros mismos como para encima estar importando fiesteros de todas partes.
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