Comer carne no es de derechas
VOLTAJE ·
En los asadores de la Costa se han merendado las palabras del ministroIba a escribir una columna 'fresquita' y hoy todo a mi alrededor parece que arde. Noto que el teclado se derrite bajo los dedos de ... tanto calor y nos encontramos en confinamiento voluntario por el terral, una fórmula en la que tienes que cerrar todas las ventanas como si se tratara de una epidemia de peste, entendiéndose la peste como que huele mal.
Con cuarenta grados es día para hablar del chuletón y, siendo lunes, por ayer, se supone que es mal tiempo hasta para comer sardinas. No es mal día sin embargo para hablar sobre la polémica por la recomendación de limitar la carne en nuestra dieta que ha hecho el ministro Garzón, y que ha provocado que en algún asador de la Costa se hayan merendado sus palabras. El presidente también ha contestado al ministro, citando 'lo imbatible' de un chuletón al punto ante de cortar cabezas en su gobierno. Varios políticos se han hecho fotos comiendo carne. Escrito así suena peor de que lo es, pero ha ocurrido, igual que con el jamón y con el aceite por la supuesta puntuación de Nutriscore. Ver lo que comen los políticos con contundencia no es lo más útil para la sociedad, pero ensalza el debate, ridiculizándolo al mismo tiempo en una espiral inagotable de fantasía, hartazgo y diversión.
No sé si será por el calor, pero ahora pienso en un chuletón, así, en abstracto, y se me viene a la cabeza Juan Echanove y la serie documental que grabó con Imanol Arias, 'Un país para comérselo', y cuyo argumento era precisamente ese: comerse España. Duró cuatro temporadas a razón de unos 12 episodios cada una, y yo creo que si no tuvo una quinta no fue por el descenso de espectadores, sino por el aumento de colesterol de sus protagonistas. Para la última temporada les sustituyó Ana Duato y todo quedó en familia, pero la audiencia bajó de peso. Para asumir que comer carne roja a tutiplén es bueno hay que tener fe ciega en los danacoles y dejar de considerar 'ejercicio moderado' a un paseo por la orilla o a jugar al golf con carrito, deporte que, si adelgazara, mantendría a todos los empresarios mayores de 70 hechos una sílfide.
¿Ahora comer costillas es de derechas? ¿La quinoa es de izquierdas? Para dirigir un ministerio, ¿hay que ser más de zumba o de pilates? Hasta las hamburguesas nos vienen polarizadas. Se ha reaccionado mal a la recomendación del ministro y sospecho que ha sido por ser comunista. No la carne, sino él. Si lo hubiera dicho cualquier otro se le habría tomado más en serio, pongamos Greenpeace, la OMS o el mismo Papa, que seguro que lo ha dicho en algún discurso en plan vigilia. Pero somos más de carnaval que de cuaresma. Nuestra dieta mediterránea incluye steak tartar. Y es mejor así.
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