Burbujas
Septiembre es un buen mes para confirmar la resistencia que tiene al calor la burbuja en la que habitan algunos
Septiembre es un buen mes para confirmar qué resistencia tienen al calor y al frío las burbujas en las que algunos habitan todo el año. ... Porque pasa el verano y ahí siguen ciertos fulanos creyendo que Twitter es el centro del mundo. Termina la tregua de agosto y retornan los tertulianos de oficio con fuerza, con la convicción ante el micro de que sientan cátedra incluso cuando casi nadie los escucha. Hay incluso columnistas que estrenan temporada como si tuvieran un auditorio de lectores sedientos de artículos cuando, en realidad, la mayoría de los que escribimos ahogamos aquí nuestros tristes egos. Diría incluso que algunos periodistas parecemos estar cazando moscas cuando les compramos a sus señorías aquello de que llegamos a una semana «decisiva». ¿Decisiva? ¿Para quién? ¿Para quienes pagamos impuestos hasta cuando compramos un cepillo de dientes o para quienes aspiran a sentarse cómodamente en un escaño a parasitar en la verborrea legislativa y de pancarta?
Y así regresa uno a septiembre con la certeza de que anda caminos ya transitados. Que poco o nada difiere de lo que sucedía y lo que sucederá en las próximas horas, meses y semanas, pese a que los narradores oficiales se empeñen en persuadirnos de que nos jugamos las habichuelas en cada Día de la Marmota que vivimos desde hace una eternidad en este bucle con el que quieren hacernos comulgar. El problema es que, fuera de esa realidad virtual, la vida sigue su curso, ajena al ilusionismo narrativo imperante. Y te encuentras así con un viejo amigo que ha decidido completar la ayuda del paro vendiendo pulseritas de cuero en un mercadillo de artesanía hasta que la próxima temporada alta lo vuelvan a llamar del chiringuito y sienta así que de algo le sirvió su título de técnico de Turismo.
O con esa otra conocida que espera ansiosa la respuesta vía correo electrónico de esa universidad alemana donde le pagan casi el doble de lo que recibe aquí por compaginar docencia e investigación tres años después de doctorarse cum laude. O, en fin, ese primo maestro, harto de la interinidad de su situación mientras ve cómo los consejeros de Educación de aquí y de allá andan preocupados por borrar los Reyes Católicos de los libros de texto en Cataluña o los ríos en los manuales escolares canarios. Es lo que tiene la burbuja: que caben todo tipo de idiotas, lleven o no corbata.
Y por eso, sí, septiembre se encamina hacia el 10 de noviembre para lo que parece una inevitable prórroga de este insoportable carrusel electoral, que insufla aire a la burbuja pese el hartazgo de quienes la observamos desde fuera.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión