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Las cosas buenas

Pablo Aranda

Málaga

Sábado, 16 de marzo 2019, 10:05

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El autor de best sellers Ken Follett, de 69 años, podría ser mi padre. A los 19 años estaba casado y tenía un hijo, que ... sería yo, pues los números cuadran. Viviríamos, junto con su mujer, mi madre, en una habitación de Londres. Vivir tres en una habitación es un poco incómodo, pero a mí con un año me daba igual y mi padre dice que era feliz entonces, con nuestra única habitación y sin dinero. Como en realidad no es mi padre, ni me interesa especialmente, lo que no quiere decir que no lo respete, como a cualquiera, apenas sabía nada de él, pero leo ¡justo el día en que empieza el Festival de Cine! que como sus padres eran cristianos devotos no le dejaban oír la radio ni ir al cine ni ver la tele. Mis padre y mi madre reales eran contradictorios pues a pesar de ser cristianos devotos me dejaban oír la radio, ver la televisión e ir al cine. Cuando tenía 13 años mi padre me preguntó qué película había visto y le dije que una que echaban en el Emperador, un cine donde sólo se proyectaban películas clasificadas S. Me gustaba todo tipo de cine y no sé qué hubiera opinado Ken Follett, pero mi padre se enfadó. Había que ser mayor de edad para acceder al cine Emperador pero a lo mejor el acomodador pensó que ya tenía bastante con los granos como para no dejarme entrar. Ken Follett ahora tiene varias casas inmensas y confesaba, en una entrevista que publicó el periódico la semana pasada, que está muy contento de ser rico. Creo que es bueno ver el lado positivo de la vida, y si te toca ser rico pues por qué no va a estar contento.

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