

Secciones
Servicios
Destacamos
Baba es un senegalés que lleva un par de años buscándose la vida por las calles de Málaga. Y para los que lo conocemos es ... un ejemplo a seguir. Baba tiene 28 años, aunque tiene aspecto de adolescente y si suelen ir por el centro de Málaga lo conocerán porque siempre lleva una pequeña caja de cartón llena de pulseras que seguramente comprará en un mayorista chino. Pero eso es lo de menos. Lo importante es la actitud de este chico, que lo único que quiere es trabajar. Baba estuvo 18 días en una patera hasta llegar a Canarias, desde donde fue enviado en avión a Málaga con un billete subvencionado por el Gobierno de España.
Mi grupo de amigos (Jorge, Manolo, Juan, Bori y Fabrice) vemos casi todos los viernes a este joven, con el que compartimos unas copas y comida (bueno, él toma coca cola y pescado, porque es musulmán) y aunque él siempre se muestra muy agradecido por las invitaciones, la verdad es que los agradecidos somos nosotros, porque supone un ejemplo de vida, de superación, de ponernos los pies en el suelo para saber lo afortunados que somos porque hay gente como él que lo tiene muy difícil y para hacer un ejercicio de empatía, que siempre es lo más difícil de llevar a cabo en la vida. El otro día Baba se llevó una alegría que le duró apenas unos segundos. Uno de los socios de La Fábrica, ya saben, el templo del tardeo malagueño, se acercó a Baba que estaba con nosotros vendiéndonos como cada semana unas pulseras que pagamos y no las llevamos para echar una mano a Baba.
No tendríamos muñecas suficientes para tanto abalorio, aunque eso es lo mínimo que podemos hacer por él. José Manuel Montalvo se dirigió a Baba para comentarle si quería trabajar con ellos en la cocina. Baba dijo sí sin pensárselo un segundo, aunque después vino el fiasco cuando Montalvo, que me comentó que le hizo esa oferta porque los ojos de Baba irradiaban una nobleza para nada impostada, le preguntó si tenía papeles. El senegalés le dijo la verdad, pues todavía le faltaba 12 meses para cumplir los tres años que necesita estar empadronado para conseguir el documento de identidad para los extranjeros. Obviamente, Montalvo le dijo que entonces era imposible, pues no puede tener a nadie trabajando de manera irregular. Los ojos de Baba delataban su desencanto, aunque le respondió con una sonrisa que estará disponible cuando su situación esté regularizada. El socio de La Fábrica lamentaba la situación, porque Baba lo que quiere es trabajar. No obstante, Juan García, otro de los socios del local, comentó que le han puesto un abogado a su disposición para conseguir los papeles.
Baba sale a la calle todos los días de la semana para poder pagar el piso compartido en el que vive con otros dos inmigrantes y para mandar algo de dinero a su madre y a sus dos hermanos, que viven cerca de Dakar, la capital senegalesa. Y es aquí donde hay que poner el acento. Hay miles de Babas en España que se han jugado la vida en alta mar para trabajar, para tener una vida digna. Esta semana se ha aprobado en el Congreso tramitar una iniciativa legislativa popular para regularizar a medio millón de inmigrantes que están en la misma situación que Baba, que no ha querido aparecer fotografiado por miedo a ser expulsado de España. Se entiende.
Casi todos los partidos, salvo Vox, están de acuerdo en sacar adelante esta iniciativa para acabar con la triste realidad de miles de inmigrantes, que se ven abocados a ella por la actual legislación española. La vida para estas personas es muy complicada, porque están condenadas a vivir durante tres años en la economía sumergida. Si no tienen papeles no pueden firmar un contrato de trabajo. Sólo pueden aspirar a que alguien se arriesgue a darles un trabajo de tapadillo y ahí se encuentran todo tipo de empresarios, desde los que lo hacen por humanidad hasta los que se aprovechan de ellos. Baba no pierde la esperanza ni su sonrisa eterna, la que esboza cuando le invitamos a jugar al fútbol los domingos. Con eso tan simple es feliz y nos hace felices a los que tenemos el privilegio de echar un rato con él. Suerte Baba, porque te la mereces. Así como los papeles…
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones para ti
Favoritos de los suscriptores
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.