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El arte de lo imposible

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Viernes, 14 de diciembre 2018, 00:08

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La noche del 2D en Andalucía guarda muchas similitudes, y algunas diferencias, con aquella de marzo de 2012 en que Javier Arenas ganó las elecciones y las perdió en el mismo momento al tiempo que José Antonio Griñán regresaba de entre los muertos y lograba retener la presidencia de la Junta para el PSOE.

Como entonces, esta vez al teórico perdedor los suyos le habían preparado un catafalco, una gestora, para desbancarle sin perder un minuto. Si entonces hubo una habitación en el mismo hotel, y se ofrecía la cabeza del órgano interno a Micaela Navarro, ahora la comisión para gobernar de manera provisional el partido estaba preparada en Madrid. Juan Ignacio Zoido, que la noche electoral había viajado a la capital, es el nombre que el propio PP lanza como presidente in pectore de esta gestora, que se habría elaborado con la aquiescencia de Pablo Casado, a quien su caravana paralela por Andalucia habría dado ocasión de recoger todo el malestar acumulado contra el presidente del PP-A, Juanma Moreno Bonilla.

Por ello el abandono de su acta por parte de Zoido era más que esperado. No es que vaya a servir mejor en Madrid y tal, es que le quedaban pocas opciones. Difícilmente hubiera podido convivir con Moreno y los suyos.

Entre éstos se admite que quienes preparaban el funeral de Bonilla están listos de papeles. Entre ellos se cita a Sanz y a Ortiz, el 'casadista' de primera hora que ha decidido quedarse como alcalde de Vejer y aparcar sus sueños de grandeza. Queda por ver qué pasa con Nieto y Oña, pero hasta pueden tener consejería, en lo que se vería como un gesto magnánimo.

Con todo, entre lo ocurrido ahora y en 2012 hay una diferencia de matiz profundo, quizás intencionadamente olvidada. Entonces los populares venían de ganar unas generales, en noviembre anterior, con una ventaja sobre el PSOE en Andalucía de 390.000 votos, que en las autonómicas se redujo sin embargo a 43.000 sufragios. Ahora, el PP se apoyaba en que venció en la comunidad las generales de 2016 por 100.000 votos, pero ahora perdió las andaluzas por 260.000 votos. En fin, seis veces más distancia entonces del primero sobre el segundo, mientras que en ambos casos el PSOE recuperó 350.000 votos al PP. No creo que nadie esté por sacar lecciones de estos números.

En fin, quienes despotricaron tanto entonces contra el 'gobierno de perdedores ' lo van a llevar a cabo ahora sin que se les arrugue el gesto. Pero es que Susana Díaz ha llegado a usar esa expresión para descalificar el pacto que tiene todas las papeletas para desalojarle de San Telmo.

La política ha dejado de ser el arte de lo posible para convertirse, en este tiempo extraordinario, en el arte de lo imposible. Otra vez (derrota de Arenas, 'Brexit', victoria de Trump) ha vuelto a pasar.

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