Arden los móviles
Una mujer de 32 años se ha suicidado a causa de la difusión de un vídeo de contenido sexual grabado hace cinco años, cuando su ... familia aún no era su familia. Aunque lo hubiera sido, claro; pero no lo era. Arden los móviles y cuando un pitido nos avisa de que hemos recibido un mensaje sufrimos una pequeña descarga que nos obliga a dejar lo que estuviéramos haciendo para atender el mensaje. Los mensajes recibidos hay que leerlos de inmediato y los enviados deben ser leídos ya y contestados porque entonces no sufrimos una descarga sino una bajada de ánimo que nos impide concentrarnos plenamente pues a cada rato nos preguntamos por qué no nos responden si el mensaje ya ha sido leído, por qué nos tiene que estar pasando eso precisamente a nosotros, todo iba bien y ahora de repente un mensaje que no nos responden y por qué será que no lo hacen y nos asomamos a la pantalla del móvil pues a lo mejor ya nos han contestado. A las 7 de la mañana enciendo el móvil y encuentro mensajes enviados desde las 9 de la noche de mi grupo de amigos y del grupo de papis y del grupo del equipo de un hijo y del grupo del equipo de otro hijo y del grupo de los primos y del grupo del trabajo y de alguien que no tenemos fichados. Información de interés, información sin interés, chistes con gracia, chistes sin gracia, alguna foto pornográfica. Hace años, en un grupo de padres y madres de futbolistas de seis años circulaban fotos pornográficas que padres y madres veían y escribían jajaja. Un padre dijo que no se enviasen más fotos y casi no se enviaron más pero el padre era un estirado, qué se había creído ese padre.
Algunos elegidos, algunas elegidas, reciben un vídeo comprometedor y lo reenvían. Hombres, pero también mujeres, como cuando circuló la foto de Teresa Rodríguez desnuda que no era Teresa Rodríguez. Las víctimas sí suelen ser mujeres. Un vídeo circula por los móviles de los compañeros de clase y de curso y de centro y nadie tiene la valentía de decir basta. Por los móviles de compañeros, y compañeras, de trabajo. Creemos que lo que nos llega al móvil no es de nadie y por tanto es de todos. Como el idiota que cogía el periódico en Inglaterra sin dejar el dinero o el idiota que cogía el pan de un saco dejado en la puerta de un bar por la mañana o el que reenvía un vídeo comprometedor de una compañera que tiene un hijo de 9 meses y un hijo de 4 años. Aunque no los tuviera, claro; pero los tenía. Queremos que la mujer hubiera sido más fuerte, pero quién fue el valiente que dijo basta y denunció y se ganó la repulsa de sus compañeros, y compañeras. ¿Qué habrías hecho tú? Un niño de 9 meses no sabe que su madre ha muerto, uno de 4 años no tiene madre. Esta historia sí que tiene que correr por todos los centros educativos y de trabajo. Que ardan los móviles.
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