Alegrías del aire acondicionado
VOLTAJE ·
No hay nada más bonito que un pacto de no agresiónLlega un día en la vida en el que ya no se para de contar nunca. Este fin de semana llega una ola de calor, ... ya se habrán enterado, y es la primera; aquellos días de terral duro que hemos pasado este verano son chalaúras al lado de lo que viene. La alerta ha calado tanto que hay personas que te llaman para advertirte de que va a hacer calor este fin de semana, que para eso está el teléfono. Según un amigo, muchísimo calor. Las gotas de sudor van a caer como lágrimas de San Lorenzo. Fin de semana incandescente. Lo más recomendable es pensar en cosas frías. O heladas como la cerveza, porque tener cerveza caliente y no tenerla es lo mismo. La temperatura anula su identidad, y entonces ya no es una cerveza, sino que es otra cosa. Un proyecto de cerveza, puede. Qué mal viernes para dejar el tinto de verano o para salir a la calle.
La alerta meteorológica viene dispuesta a anular planes. La vida discurre como en estos pueblos donde no ves a absolutamente nadie durante tres o cuatro horas al día. Es una forma de confinamiento muy natural, muy de pedírtelo el cuerpo. El cuerpo a veces te pide no salir y seguir pensando en cosas frescas como las ganas de ir a una piscina municipal, una de esas enormes como las que hay en estos pueblos en los que no puedes salir de 4 a 7 (por lo menos) y cuya entrada, la de las piscinas, resulta barata comparado con todo lo que allí se ofrece.
Ya el mero aviso del calor ha provocado que comience a derretirse el famoso Eje Málaga-Sevilla, que estaba tan tierno, aunque amenazado desde el principio por su propia inutilidad, lo que a su vez lo hacía inclusive más bello, porque no hay nada más bonito que un pacto de no agresión. Y más uno que se firma bajo los rigores del aire acondicionado. Luego sales a la calle y ahí siguen la política, los políticos y toda la gente que da calor. La costa sigue acogiendo a personas de todas las temperaturas y de todos los municipios, y aguantándonos también a nosotros mismos. Esto incluye a aquellos malagueños que solían irse de Málaga durante la feria. También ellos se han quedado aquí. Quizá sea mejor para todos que la ola de calor nos pille en casa. O gorroneando aire acondicionado como cualquier columnista en época feriante, o empezando las vacaciones una semana tan tonta como la que viene. Tranquilísimo, porque aunque haya gente diciendo que queda poco verano, yo estoy convencido de que ahora viene lo mejor.
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