Alberto Sánchez Feijóo
La política es una mentira sin consecuencias. El viento que todo lo borra, la noche que todo lo oscurece. Las palabras raptadas por las que ... nadie exige rescate. Una playa convertida en desierto. La vida con sombra, pero sin huella. El acuerdo PSOE y PP para repartirse el control de la Justicia.
Este pasado martes, las dos principales formaciones políticas españolas, llegaron a un acuerdo para proceder a la «inmediata renovación» del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Resolvieron también presentar una proposición de Ley Orgánica para la reforma de la conformación futura del gobierno de los jueces. Félix Bolaños y Esteban González Pons, sellaron en Bruselas este acuerdo en presencia de la vicepresidenta de la Comisión Europea, Vera Jourová. Una pantomima que repele en la forma y en el fondo. Incluso en la distancia. Todos esperábamos que el orden de los factores hubiese alterado el producto, en lo que debía ser un acuerdo histórico, pero no ha sido así. El Partido Popular nos prometió mejorar la actual Justicia politizada, reformando primero la ley y posteriormente renovando el CGPJ. Entienden que el Pedro Sánchez del rodillo en el Tribunal Constitucional y la Fiscalía entregada a sus intereses, cumplirá con el compromiso firmado por Bolaños.
La realidad es que tanto el PSOE como el PP han preferido seguir ejerciendo su poder sobre el gobierno de los jueces antes de apostar por la independencia de uno de los tres poderes del Estado. Bipartidismo en estado puro. Alcanfor democrático. La política sin memoria. Los ciudadanos volvemos a perder. Somos nuevamente engullidos por el interés del político. Nos obsequian con los diamantes de carbón de la democracia.
Acabado el eterno ciclo electoral de este 2024, era el momento oportuno para perpetrar este infumable acuerdo. Los políticos se echan en manos del verano deportivo de estas semanas con Eurocopa y Olimpiadas, para que nos olvidemos de sus tropelías. Nuestra democracia se convierte así en una democracia de chiringuito y fútbol en la tele. Llama la atención que todos los medios de comunicación bendigan este cambalache sin un mínimo de crítica o escepticismo, claro signo del riego por aspersión de fondos públicos que recibirán de las diferentes administraciones gobernadas tanto por el PSOE como por el PP. Se han tragado el sapo. La presión ejercida por el lobby judicial ha conseguido lo que pretendía. Al final no querían la independencia sino la posibilidad de acceder a un centenar de cargos que se repartirán estos días. Una jaula de oro para su ejercicio.
Alberto Sánchez Feijóo muestra su auténtica aspiración personal: heredar el poder. Como lo hizo Rajoy de Zapatero, esperando, pactando y tragando. Se encomienda a los éxitos de la Roja y recibe el verano en bermudas. ¿Se acabó la fiesta?
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