Afonía en los museos
VOLTAJE ·
La deuda que tienen los museos de Málaga es la de relacionarse mejor entre sí mismosEl debate de estos días en Málaga sobre el futuro de los museos debe convertirse en la reflexión que inaugure una nueva fase en el ... resto de nuestras vidas. Lo que está por venir será mejor que lo que ha pasado, y aquí se incluye a nuestra función imprescindible y gratificante de espectadores. La cultura está volviendo a respirar después de una temporada en la todo ha estado al borde del ingreso. Estamos al acecho de un feliz período que esperamos que sea largo, que pasen muchos años hasta que otro virus o una bacteria nos amenace otra vez con la destrucción más absoluta, que es la ausencia de alma. Quiero pensar que, para entonces, para cuando llegue otro huracán, estaremos más preparados o que por lo menos habremos aprendido algo, aunque en bastantes ocasiones se me declare la certeza de que vamos a salir no ya iguales sino peor, pisando otra vez las mismas trampas.
En Málaga hay una red de museos suficiente como para albergar el espectro temporal de casi toda la historia del arte, desde los fenicios hasta la pintura que terminó ayer de secarse. La implacable infraestructura está esquivando, con unas dificultades que estaban en el propio concepto, un efecto paracaidista que se podía haber consolidado. Han sabido, sin embargo, labrar acontecimientos que no solo han sido escaparate. También han oxigenado nuestro entorno, y buena falta que le hacía. Pero en la ciudad, es habitual que los centros culturales caminen dispersos, incomunicados entre sí, como si no quisieran mirarse.
Escribo esto todavía temblando en la marea de la acción de Miquel Barceló en Málaga, celebrada como se festeja lo irrepetible. 'Despintura fònica', el título de esta 'performance' junto al músico Pascal Comelade, hizo historia en la ciudad por su significado y por su representación. El artista balear amplificó lo efímero con una pintura negra que era agua que se evaporaba, imprimiéndose a cambio en nuestra memoria. No sabía que la imagen del cuadro iba a desaparecer porque siempre prefiero tomar las cosas tal y como vienen (como las películas: desnudas de sinopsis, y así con todo) pero también me pareció ejemplar la 'colaboración institucional' (*) entre el Museo de Málaga y el Picasso, pinacoteca que sigue mostrando la 'Metamorfosis' del artista balear.
Se habla de 'establecer sinergias', 'vasos comunicantes', términos que ya casi pierden su sentido. Hay que romper la barrera institucional que aísla a la cultura y que dispersa a los museos. Casi nunca se hace por ceguera, ni siquiera por motivos intelectuales. Suele ser por política de barro. La deuda que tienen los museos de Málaga es la de relacionarse mejor entre ellos mismos. Eso nos haría más grandes.
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