El voto inútil
Los políticos se han quedado tan ensimismados que han perdido el concepto de utilidad
Txema Martín
Viernes, 24 de junio 2016, 09:21
Dentro de pocas horas diremos adiós a la campaña electoral más rutinaria de la democracia. Nunca antes un plebiscito se había convertido en tan mero ... trámite. Lo peor de la repetición de las elecciones no va a ser el acto de votar, cosa que incluso nos agrada porque somos de esos a los que les gusta que les pregunten, sino toda su parafernalia, toda esa puesta en escena que se ha plantado sobre nosotros.
Esta habrá sido una campaña electoral sin clímax, quizás porque en realidad se ha delatado como una mala secuela de la convocatoria anterior, como cuando hacen la segunda parte de una comedia limitándose a alargar los mismos chistes y las mismas situaciones que ya no tienen gracia porque han perdido el impacto de lo nuevo. El factor sorpresa no es el único factor condicionante del chiste, también hay que contarlo bien. Con esta secuela se han esforzado, eran incluso los mismos actores. Si se encuentran con un político que no les ha gustado en campaña, díganselo, porque lo mismo hacen como Tom Hanks. Se encontró por la calle a unos fans a los que no les había gustado su última película, y sacó la billetera para devolverles el dinero de las entradas. Eso sí que es tener clase. Y podérselo permitir.
Sin embargo, sí que ha habido en esta campaña pequeños picos narrativos que han sido los latigazos del guión en esta historia. En los últimos días, hemos sabido que al ministro del Interior se le graba en su despacho como si tal cosa, diciendo además algunas barbaridades de tamaño considerable. Hemos visto a Fátima Báñez comer camperos en Mafalda, cosa que nos parece muy bien, y a Mariano Rajoy en una cinta de correr hablando muy bien de Málaga, diciendo que exportamos frutas, que somos muy culturales y 'muy tecnológicos'.
Hemos visto a Ciudadanos pedir el voto útil. Lo hizo ayer Irene Rivera, recién bajada del helicóptero en lo que prometía ser un acto de campaña al más puro estilo Nivea: tirando balones a la playa. Lo del voto útil es un argumento que debe funcionar muy bien en campaña, porque todos los partidos lo piden. Más raro sería que pidieran lo contrario, el voto inútil, que es un eslogan mucho más de UPyD que de Ciudadanos, por ahora. Esgrimir el argumento de la utilidad del voto es apasionante porque da la impresión de que hay ganas de convertir la democracia en una casa de apuestas. Votar al que gana siempre ha dado ínfulas de victoria. El colmo del demócrata es votar siempre lo que dice la mayoría. Traiciona tus ideales, vota al caballo ganador, no importa lo que pienses: tenemos que seguir gobernando. Los políticos se han quedado detenidos en su retorno, tan ensimismados que han perdido el concepto de utilidad. Lo que de verdad esperamos para estas elecciones, ahora que hablamos de lo útil, es que nuestros votos de ahora valgan más que los últimos. Aquellos sí que fueron inútiles.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión