Hay que
Héctor Barbotta
Jueves, 24 de marzo 2016, 09:55
EL consejero de Turismo, Francisco Javier Fernández, participó el pasado viernes en un foro de SUR en Torremolinos y explicó los objetivos de su mandato: ... desestacionalizar, aumentar el tiempo de estancia y el promedio de gasto de los visitantes, integrar la oferta turística andaluza, lanzar una ofensiva de promoción como nunca antes.
Los socialistas han pasado de ofrecer la Consejería de Turismo como moneda de cambio en cada proceso de negociación cuando tuvieron que gobernar en coalición a asegurar que el consejero del ramo es uno de los que más manda en el Gobierno. Es un avance, aunque los discursos nos invitan a pensar que estamos siempre en el mismo sitio. Los objetivos en la política turística de la Junta de Andalucía se parecen al horizonte de un navegante que se ha quedado sin tierra. Se navega rumbo a un objetivo que nunca se alcanza. Y no es que no esté bien que la política tenga un rumbo, y mucho menos que ese rumbo sea siempre el mismo. Lo que sorprende es que cada consejero de Turismo que llega plantea esos objetivos como como si nunca se hubieran planteado antes.
Los socialistas gobiernan Andalucía desde hace más de 30 años, y desde que la Consejería se creó en 1996 ha visto pasar consejeros de diferentes partidos. Andalucistas primero, socialistas después, de Izquierda Unida, ahora otra vez del PSOE. Salvo el andalucista José Hurtado, destituido por una conspiración interna en su partido, y Rafael Rodríguez, que tuvo que irse cuando Susana Díaz decidió cortar abruptamente la anterior legislatura, todos los consejeros acabaron plácidamente sus mandatos, aunque algunos se fueron sin aprender a pronunciar la palabra desestacionalización. Y cada uno que llegó planteó sus 'hay que' como si fueran novedosos: Hay que mejorar la calidad, hay que integrar toda la oferta andaluza, hay que lanzar una gran campaña de promoción, hay que desestacionalizar.
Está muy bien que independientemente del color de los consejeros la política turística de la Junta parezca ir siempre en la misma dirección. Eso podría indicar que los objetivos están claros y que hay una estrategia. Porque es verdad que hay que mejorar la calidad de la oferta, hay que integrar la oferta de toda la comunidad, hay que promocionar con inteligencia y sin mezquinar, hay que desestacionalizar. Pero además de objetivos situados en un horizonte que parece no alcanzarse debería fijarse la costumbre de rendir cuentas. Sólo así podríamos saber si avanzamos o si la repetición de los discursos de un consejero tras otro es consecuencia de que estamos siempre en el mismo sitio.
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