El desafío de la provocación
Rafael J. Pérez
Martes, 23 de febrero 2016, 10:28
El tiempo pasa tan rápido que ya apenas son noticia. Pero apetece recuperar sus nombres para reflexionar sobre las ocurrencias de la gente. Mientras Alejandro ... Sanz interrumpe un concierto en México al ver una agresión machista, se detiene al valenciano Alfonso Grau o el mijeño Jonás Molbeck, que canta como las gallinas, triunfa en televisión, ya casi nadie se acuerda de lo que ha hecho Rita Maestre o Dolors Miquel.
Vayamos por partes. Rita, portavoz en el Ayuntamiento de Madrid, de familia católica para más señas, participó en 2011 en una particular comitiva hacia una capilla de la Universidad Complutense de Madrid. En esa singular procesión alguno de sus miembros portaba pañuelo morado en la cabeza. Lejos de celebrar la Cuaresma lo que pretendía era denunciar que una universidad pública cuente con lugares de culto. Una discrepancia legítima. Pero ofensiva en las formas. Y posiblemente delictiva por las maneras. Hasta el punto que le ha llevado a sentarse en el banquillo.
El caso de Dolors Miquel es diferente. Pero tiene su punto en común. En la entrega de los Premios Ciudad de Barcelona recitó un 'Padrenuestro' irreverente. Un texto que por cierto un aficionado a la literatura, Albert García, dice que Dolors le plagió. Miquel lo define como un poema. No hay por dónde cogerlo. Y preferible no reproducir por respeto al lector. Y ejercicio de responsabilidad.
Con ambos casos habría que rehacer el manual del buen transgresor. Lástima que Umberto Ecco haya fallecido. Podría haber echado una mano en la ejecución del ejercicio crítico. Y ayudado a educar en el ingenio y la ironía. Amén de distinguir el sarcasmo de la zafiedad y vulgaridad. Sería una torpeza pedir a Miquel que versione fragmentos del Corán y no de la plegaria cristiana. A ver qué le ocurre. Todas las religiones en su esencia y principios deben ser respetadas. Y no es de recibo tamaña propuesta. Es preferible elaborar el manual del buen provocador: hábil, sugerente y atractivo. Todo un desafío. Por si ofrece pistas y evitamos la grosería en beneficio del buen gusto. Y elevamos de camino el tono de nuestras protestas y propuestas en materia religiosa. Recuperemos el criterio de reversibilidad: no hacer a los otros lo que rechazas para ti tanto en materia ideológica como de credo. Y el principio de proporcionalidad: no matar moscas a cañonazos. Algo útil tanto para agitadores como para provocados.
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