¿Cómo llegar a ser Dinamarca?
Todas las sociedades, autoritarias o democráticas, están expuestas a la decadencia a lo largo del tiempo. El problema real es su capacidad para adaptarse y repararse a sí mismas
JOSÉ M. DOMÍNGUEZ MARTÍNEZ. CATEDRÁTICO DE HACIENDA PÚBLICA DE LA UNIVERSIDAD DE MÁLAGA
Martes, 26 de enero 2016, 09:46
Es esta una pregunta que, entre el anhelo, la frustración o la admiración, se plantean muchas personas. Otras, en una situación más angustiosa, privadas de ... las coordenadas protectoras de una nación, aspiran a llegar, físicamente, al interior del país nórdico. En el plano intelectual, se trata de un interrogante que centra el interés del politólogo estadounidense Francis Fukuyama en su obra 'Orden político y decadencia política', publicada en 2014 como continuación de 'Los orígenes del orden político' (2011).
Por Dinamarca se entiende una sociedad imaginada que es próspera, democrática y segura, que está bien gobernada y registra bajos niveles de corrupción. Señala Fukuyama que parte del problema radica en que realmente no comprendemos cómo la propia Dinamarca llegó a ser como es en la actualidad. Por ello, nos propone estudiar el proceso por el cual las instituciones políticas surgen, evolucionan y, eventualmente, entran en una fase de decadencia:
1.-La importancia de las revoluciones económicas y políticas: La Revolución Industrial, como motor del crecimiento económico, ha tenido una enorme influencia en el desarrollo político contemporáneo. También, en el plano institucional, las revoluciones francesa y estadounidense. Según Fukuyama, el mayor logro de la primera no fue la democracia, sino la creación de un código civil y de un aparato administrativo moderno; de la segunda, la institucionalización de la democracia y del principio de igualdad política.
2.-Los rasgos de la sociabilidad humana: Contrariamente a las tesis de filósofos como Rousseau, los seres humanos no iniciaron su andadura en el planeta como individuos aislados, sino de forma organizada. Son animales sociales por naturaleza, pero su sociabilidad natural se basa en el altruismo hacia los familiares y allegados.
3.-El papel esencial del Estado: No existe ninguna alternativa a un Estado moderno, impersonal, como garante del orden y la seguridad, y fuente de los bienes públicos necesarios. Mucho más importante que la dimensión del sector público es su calidad. Se constata una correlación muy fuerte entre dicha calidad y los buenos resultados económicos y sociales.
4.-La democracia, una flor tardía y no universal: La democracia liberal, comprensiva de las instituciones básicas del Estado, el imperio de la ley y la rendición de cuentas no puede decirse que sea algo universal, toda vez que solo ha existido en los dos últimos siglos en la historia de una especie cuya presencia se remonta decenas de miles de años.
5.-El orden de los factores altera el producto: Aquellos países en los que la democracia precedió a la construcción del Estado moderno han tenido más dificultades para alcanzar una gobernanza de alta calidad que aquellos otros que lo heredaron de la época absolutista. En Grecia e Italia la democracia llegó antes que el Estado moderno, lo que favoreció que este se convirtiera en sirviente de los intereses de los partidos políticos. Son diversas las razones por las que la corrupción impide el desarrollo económico y se retroalimenta con la creación y extracción de rentas y el clientelismo.
6.-Condicionantes e instituciones políticas: Los seres humanos, como agentes que tienen control de su destino, adoptan decisiones políticas en momentos críticos de su historia que fuerzan a sus sociedades dentro de diferentes trayectorias. Un ejemplo de país que ha logrado escapar de sus 'defectos de nacimiento' es Costa Rica. En el polo opuesto sitúa Fukuyama a Argentina, cuyo declive imputa a las actuaciones políticas adoptadas en los años treinta y cuarenta del siglo XX. Concluye que la geografía, el clima y los legados coloniales no permiten explicar adecuadamente los resultados actuales de Latinoamérica, África subsahariana y Asia oriental.
7.-El largo camino hacia la democracia: Un pensador tan significado como J. S. Mill llegó a oponerse en el plano argumental a un sistema de sufragio igualitario y universal. Según él, la asamblea que decida los impuestos debe ser elegida exclusivamente por los contribuyentes, e incluso abogaba por que las personas tuviesen diferente número de votos en función de su nivel de educación.
8.-Las reglas de decisión en una democracia: Idealmente, una democracia debe proporcionar la misma oportunidad para la participación a cualquier miembro de la comunidad, con lo que las decisiones democráticas deberían adoptarse por consenso. Evidentemente, la eficiencia de dicha forma de toma de decisiones se deteriora rápidamente a medida que aumentan el tamaño y la diversidad del grupo, pero la regla de la mayoría simple implica una desviación del ideal democrático.
9.-Clase media y democracia: La conversión de la clase trabajadora en clase media es valorada como un desarrollado inesperado que irrumpió en el camino hacia la revolución del proletariado. Fukuyama se plantea qué le ocurriría a la democracia liberal si la clase media se contrajera, y afirma que el futuro de aquella en los países desarrollados dependerá de la capacidad para abordar el problema del mencionado repliegue. Como única solución propugna un sistema educativo que tenga éxito en situar a la gran mayoría de ciudadanos en niveles de formación más elevados.
10.-La hora de la inevitable decadencia política: Las instituciones políticas se desarrollan a lo largo del tiempo, pero están también sujetas a la degradación. Las instituciones fallan en su adaptación a las circunstancias cambiantes. Para Fukuyama, el deterioro en la calidad del sector público en Estados Unidos obedece a que se ha convertido en un Estado de «tribunales y partidos», en un régimen de «vetocracia». Los primeros, en lugar de ser una restricción para el Gobierno, son vías para su expansión. De otro lado, la crisis de representación va unida al excesivo protagonismo de los grupos de interés. El hecho de que un grupo proclame que actúa en pro del interés público no significa que realmente responda a esa motivación.
Todas las sociedades, autoritarias o democráticas, están expuestas a la decadencia a lo largo del tiempo. El problema real es su capacidad para adaptarse y repararse a sí mismas. No hay ningún mecanismo histórico automático que haga que el progreso sea inevitable, lanza Fukuyama como mensaje final. Desafortunadamente, tampoco ninguno -cabría añadir- que impida la involución.
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