Anuario invertido

Un año atrás, el 2 de enero de 2015, escribí un artículo proponiendo la fórmula del 'anuario invertido', consistente en publicar no el resumen de lo sucedido en los doce meses anteriores, sino de lo que sucedería en los próximos doce. Este era el texto: «sentarán a la infanta en el banquillo, no porque la Justicia sea igual para todos, que no lo es, sino porque no todos los jueces son iguales; en febrero los inmigrantes se jugarán la vida tratando de saltar la valla ensangrentada de Melilla o la valla insondable del Mar de Alborán, por una razón tan elemental como que no intentarlo es una posibilidad aún peor; en marzo Antonio Banderas pondrá la Semana Santa de Málaga en el mapa y todo eso; en abril, se inaugurará un museo o una depuradora a un mes de las elecciones y por supuesto sólo será una coincidencia; en mayo se votará tras dos semanas oyendo dignidad, eficacia, sostenibilidad, transparencia, credibilidad, igualdad, futuro.; en junio estallará un caso de corrupción, y el presidente dirá que nada salvo alguna cosa, y si hay más preguntas, que no las habrá, pues la segunda ya tal».

Sí, el acierto es poco menos del 100%. Claro que no tiene demasiado mérito. No se debe a ninguna facultad adivinatoria o al don de leer los posos del nespresso. Simplemente cuando sabes lo que ha sucedido, sabes lo que sucederá. Así seguía aquel primer artículo de 2015: «Sabes que en julio Susana Díaz preparará su candidatura anunciando que no será candidata; sabes que el fuego devastará un trozo del territorio, uno de esos paisajes que son parte de ti mismo; sabes que en agosto fracasará el plan para dignificar la Feria de Agosto; sabes que en septiembre se darán datos espectaculares del mejor año del turismo blablablá; sabes que no empezará el curso de La Cónsula; sabes que Moreno Bonilla ofrecerá pactos a Susana Díaz tras aclarar que no merece pactos; sabes lo del patón de Esperanza Aguirre; sabes que en octubre un caso de corrupción y el presidente responderá que nada salvo alguna cosa, y si hay más preguntas, que no las habrá, pues la segunda ya tal; en noviembre habrá elecciones generales y se oirá todo el tiempo dignidad, eficacia, sostenibilidad, transparencia, credibilidad, igualdad, futuro...».

Es sencillo trazar la hoja de ruta de lo sucederá porque la realidad sigue su curso. Aquello de 'año nuevo, vida nueva' es sólo fetichismo aprovechando el cortafuegos sentimental del fin de año para fantasear con que las cosas puedan ser de otro modo. Cambia el calendario, pero eso no cambia demasiado. Sin caer en el escepticismo de 'Año nuevo, nada nuevo', sería una ingenuidad esperar muchas sorpresas de 2016. Habrá elecciones en Cataluña, seguramente también en España, volverá a oírse el catálogo de dignidad, coherencia, sostenibilidad, transparencia, igualdad, futuro, y en algún caso tal vez será verdad.

Nota bene.- Mañana, en esta sección, el anuario invertido de 2016.