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Ciudadanos confusos

JOSÉ ANDRÉS TORRES MORA

Domingo, 13 de diciembre 2015, 13:15

En nuestra sociedad exigimos la autocrítica a los demás con mucha frecuencia, pero cuando se trata de nuestra propia autocrítica preferimos culpar al maestro armero. Así que, aunque resulte una explicación bastante menos sofisticada que la de culpar al maestro armero de la victoria del PP en 2011, a mí me parece que la responsabilidad de que el PP tuviera una contundente mayoría fue fundamentalmente de quienes votaron al PP.

En la encuesta preelectoral del CIS anterior a las elecciones de 2011, sólo el 12% de los entrevistados afirmaba que el PP había hecho una oposición buena o muy buena, en tanto que el 50% decía que había sido mala o muy mala. Un mes antes de aquellas elecciones, en octubre de 2011, el barómetro del CIS mostraba que el 72% de los entrevistados afirmaban tener poca o ninguna confianza en el señor Rajoy como líder de la oposición, pero le dieron una mayoría absolutísima. En octubre de este año 2015, según el barómetro del CIS, un 82% de los entrevistados afirman que el presidente Rajoy les merece poca (28%) o ninguna (54%) confianza. En esta ocasión no parece, desde luego, que el PP vaya a conseguir revalidar su mayoría absoluta. ¿Qué ocurrió en 2011 para que una sociedad que desconfiaba tanto de un líder político le diera una mayoría absoluta?

Alguien podría decir que con un 22,6% de paro la situación era tan desesperada en noviembre de 2011 que la gente se echó en brazos del PP sin pensarlo mucho. Ahora el paro es del 21,2%, lo que no es una gran diferencia, teniendo en cuenta además que los parados están menos protegidos hoy que hace cuatro años, tanto en las prestaciones que reciben como en el porcentaje de personas que reciben prestaciones, que ahora es bastante menor. En 2011 la gente apostó por el PP en contra de su propio conocimiento de lo que es el PP. Lo hizo por la esperanza de que hiciera un milagro, pero el PP sólo hizo lo que suele hacer cuando tiene el poder. Cuando mucha gente se dio cuenta, ya era tarde. Pero en lugar de volverse contra el Gobierno, se volvieron contra todo el Parlamento sin distinción.

Ahora corremos un riesgo parecido. Nuestro futuro depende de que los electores nos demos cuenta de qué significa cada opción electoral antes del día 20 de diciembre, porque si lo descubrimos después, las consecuencias para nuestro sistema político pueden ser lamentables. A estas alturas prácticamente todos sabemos quién es cada cual, PSOE, IU, PP, UPyD y Podemos. Más confusión hay con respecto a Ciudadanos. Este último partido puede equivocar a muchas personas, porque la ambigüedad y la equidistancia son su juego. Sin embargo, el hecho de que su líder provenga de las juventudes del PP, de que su programa económico provenga de los centros de pensamiento financiados por la banca y que su programa político sea de corte centralista y proponga un recorte populista de las instituciones democráticas, o que el juego de la equidistancia los lleve a lamentables confusiones ante la violencia de género, son cosas que deberían orientarnos sobre lo que van a hacer después del 20D.

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