Borrar
EL MIRADOR

El hombre invisible

La ausencia de Rajoy no admite ninguna interpretación interesante más allá del gesto cobarde

Teodoro León Gross

Miércoles, 9 de diciembre 2015, 12:51

Brillar en un debate, pero brillando por tu ausencia, no parece una gran idea. A Rajoy le perseguirá su plantón a los candidatos, escondido en ... Doñana entre el silencio de las marismas. De Rajoy a Rajao. En un balance básico, Iglesias salió a cazar el voto de izquierda castigando a Sánchez con punch («tengo la impresión de que en tu partido mandas poco») mientras el líder socialista perdía el mantra de 'única alternativa'; y Rivera, aunque arrastrando los pies como el toro anhelante por salir de chiqueros, apostó conservadoramente por parecer fiable. Los nuevos mejoraron a sus pares viejos. Con Rajoy escondido, no era difícil. Va de suyo que comentar la Champions o pasar un buen rato en casa de Bertín con el anfitrión dejándose ganar al futbolín como los rivales se dejaban ganar al billar con Fernando VII -¡así se las ponían!- es más cómodo que encerrarse a debatir con tres tigres, aun domesticados. El presidente no ha dado la talla. Su campaña va a centrarse en el voto del miedo a un tripartito irreal, confiando en que el votante conservador muerda el espantajo de ese anzuelo agitado por sus propagandistas mediáticos.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariosur El hombre invisible