#prayforthepeace
Rafael J. Pérez
Martes, 17 de noviembre 2015, 11:12
Los atentados perpetrados en Francia han dejado decenas de muertos y heridos. El viernes, día sagrado para los musulmanes, fue elegido para atacar de manera ... indiscriminada a centenares de personas en París. La Santa Sede afirmó que son «un ataque a la paz de toda la humanidad que requiere una reacción decidida y conjunta» para luchar contra «el odio homicida en todas sus formas». El ataque del viernes 13 consiguió desestabilizar la manera de vivir de muchas gentes. La violencia sufrida en París además de ser alimentada por un fundamentalismo fanático e irracional se nutre de una sed de hegemonía política y religiosa. Buscan eliminar de la faz de la tierra a todo aquel que no comulgue con las tesis del ISIS. Tanto el islam como el cristianismo y el judaísmo son religiones de paz. Todas creen en un Dios único que es amor. Por tanto utilizar el nombre de Dios en vano para acometer acciones indignas de la condición humana no es propio de creyentes. A los pocos minutos de producirse los ataques terroristas circulaba por las redes sociales #PrayforParis una manera sencilla, solidaria y acertada de unirse en la oración ante el sufrimiento generado por la barbarie de la violencia. Una forma diferente y necesaria para que los creyentes de todas las confesiones se unan para orar por las víctimas de los ataques que convulsionaron la capital parisina. También para rezar por la paz.
Además de los minutos de silencio que hagamos, de la emoción que intentemos canalizar o de las iniciativas amables que se ocurran es necesario que líderes políticos, sociales y religiosos se manifiesten unánime y claramente a favor de la paz. Y que lo hagan de forma contundente. Urge que haya unidad y cooperación tanto a nivel nacional como internacional. Que todos sintamos como propio el deseo de búsqueda de paz. Como humanidad todos debemos gritar paz. Somos muchos los que anhelamos la paz. Son pocos los que quieren la violencia. Por eso es necesario rezar para que el Dios de infinita bondad en que millones de personas musulmanas, cristianas y hebreas creen ayude a derribar las barreras de la hostilidad. Que los jóvenes que aspiran a un futuro más luminoso fortalezcan su decisión de ser hombres y mujeres de paz. Y que nadie se desanime en la ardua tarea de construir la paz que anhelan las gentes de Oriente y Occidente.
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