El PSOE de Irene Lozano
Lo grave no es que llamara corruptos a los socialistas, sino qué méritos tiene para ir en sus listas
Javier Recio
Miércoles, 21 de octubre 2015, 12:05
Tampoco es para ponerse así. Los militantes socialistas no tienen motivos para mostrarse tan indignados y reprender a Irene Lozano porque esta dijera que había corrupción en el PSOE. Haberla, la hayla. No hace falta recordar los casos en los que han estado o están implicados miembros de gobiernos socialistas. No ha sido ella la primera ni tampoco será la última que en la contienda política critique las corruptelas anidadas en el centenario partido. Era pues normal que la diputada de UPyD la emprendiera contra el PSOE, como también lo hizo contra el PP, que también tiene una amplia ristra de chorizos en sus filas. Que nadie olvide tampoco que este fue el primer partido que nació como tercera vía contra el bipartidismo. Incluso llegó a despuntar como partido emergente, aunque ahora esté prácticamente sumergido. Lo que no se entiende muy bien es el fichaje de esta independiente. En primer lugar porque no se puede colocar esta etiqueta a una mujer que hasta hace como quien dice un par de días estuvo luchando por ser la líder de UPyD, una formación que está llena de rebotados, siguiendo quizá el estilo de su fundadora, Rosa Díez. Lleva pues razón el PP cuando la califica como tránsfuga. A esto hay que sumar los méritos. Cuando un partido apuesta por un independiente es porque se considera que sumará apoyos, porque tiene un gran bagaje social, fuera del mundo de la política, en el que por cierto suelen duran poco tiempo. Las comparaciones son odiosas, sobre todo para el que sale minimizado de ellas. ¿Es igual Lozano que el juez Garzón o Manuel Pizarro, que enriquecieron en su momento las listas del PSOE y del PP? En el mejor de los casos, la inclusión de Lozano será inocua en los resultados electorales. La indignación de la militancia socialista sí podría venir por los méritos, que siguen estando ocultos, de esta señora, que ha empezado a ser conocida a nivel general gracias a este fichaje de Pedro Sánchez. No resulta difícil imaginar, por poner un ejemplo, lo que puede rondar en estos momentos por la cabeza del diputado socialista Eduardo Madina, que va en el número siete (y gracias) de la lista del PSOE en Madrid, tres puestos por detrás que la nueva estrella rutilante de los socialistas. El líder de los socialistas ha actuado como esos entrenadores de equipos grandes que fichan por auténtico capricho a auténticos tuerce botas. Ahí quedan los casos de aquel Barcelona de Bogarde que entrenaba Van Gaal o aquel Madrid de Spasic que dirigía Di Stéfano o el ejemplo más cercano del Málaga de Costly. Lo malo es que al principal partido de la oposición que opta ser el del próximo Gobierno se le empiece a identificar como el PSOE de Irene Lozano.
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