El trote de la Inquisición
JOAQUÍN L. RAMÍREZ
Domingo, 14 de junio 2015, 12:44
Dicen que todos llevamos prendido en algún lugar de nuestras entrañas a un pequeño inquisidor que, de ser liberado, saldría gritando como un energúmeno afeando ... conductas y mostrándose dispuesto a castigarlas. Esta característica es como un gen recesivo que puede pasar a dominante si se le estimula convenientemente y, a veces, pasa. Somos un pueblo que lo sabe todo de fútbol, de política y de culpables e inocentes. De malos y buenos. También sabemos y mucho de regeneración política. En estos tiempos que hemos vivido de crisis y corrupción nuestro espíritu reparador ha salido a responder ante hechos y personas.
Primero fue UPyD, de la mano de una veterana política exsocialista, quien con las mejores intenciones puso como primera exigencia la ética. En nombre de ella la llamada fuerza magenta predicó con convencimiento obteniendo, sin embargo, sólo exiguos apoyos. Ante la caída del sistema de cajas de ahorro o episodios como el las tarjetas black, UPyD se ha esforzado en poner a sus cuadros de ejemplo por su no participación. Claro que poca o ninguna oportunidad tuvieron sus hombres y mujeres para ser protagonistas de malas o negras decisiones si no tuvieron la mínima representatividad para ser nombrados miembros de esos órganos o instituciones que hoy reprobamos. También se hicieron comparaciones entre esta formación y el resto, pero la falta de pasado hizo que no tuvieran sentido.
En línea similar el partido político denominado 'Ciutadans' saltó a toda España convirtiéndose en 'Ciudadanos' -C's-. Desde el principio se observaron dos cuestiones esenciales: la fuerza que las encuestas le otorgaban y la naturalidad y aseado e interesante discurso de su líder principal, Albert Rivera.
En pocas fechas C's barrió del mapa de la intención de voto y de los posteriores resultados a UPyD. También en pocas fechas el partido de Rivera se ha colocado en posición inmejorable, entre bisagra y auténtico proyecto protagonista. También durante meses ha siso considerado marca blanca del PP, ayer 13 de junio probablemente perdió esa etiqueta. En todo este tiempo, donde C's ha obtenido unos muy buenos resultados, se han elaborado medidas y redactado exigencias prestas a ser planteadas. Ante la necesidad de formar gobiernos estables, el diálogo para pactar ha hecho de C's el interlocutor más buscado y Ciudadanos ha hablado, verbalmente y por escrito. Sin parar.
Transparencias, menos cargos de confianza, fusión de empresas públicas, separación de personajes imputados, apoyo a las listas más votadas, regeneración. Todo lo imaginable. Sobre la mesa medidas con sentido común, con limpieza y afán claramente constructivo. También alguna cosa más discutible como la exigencia de primarias en formaciones políticas ajenas. En su prolijo bagaje, máximas como «no entraremos en ningún gobierno» dieron paso a «no formaremos parte de ningún gobierno que no hayamos ganado». Posteriormente algo se traspapeló y alguno ya dijo «no formaremos parte de ningún gobierno que no presidamos». Seguidamente en algunos puntos geográficos se dictó la necesidad de que algún candidato más votado dimitiera si se quería el apoyo de C's porque era «muy mayor o llevaba muchos años». También que éste o aquel no tomara posesión porque «había estado imputado», aunque ya no lo estuviera.
Ha sido arduo, C's ha intervenido votando a favor de la investidura de Susana Díaz y, para ello, ha trasegado con muchos documentos y también con ninguno. Demasiada producción. Pero en los ayuntamientos ha habido una cierta descentralización de decisiones y frases hechas, así muchas listas más votadas han pasado a la oposición de la mano y con el definitivo y «regenerador» empujón de Ciudadanos, en algunos casos formando mayorías y hasta puede que gobiernos municipales con Podemos.
Ciudadanos ha llegado con gran energía y sin complejos a probar suerte política. La amplia respuesta observada le ha llevado quizá a elaborar más candidaturas de las que podían abarcar. Sus candidatos proceden de aquí y de allá, muchos tienen cosas que decir y valores que aportar, otros parece que no. Sus estructuras territoriales son variopintas y algunas llevan un razonable camino de consolidación, otras está por ver si existen o si sus actores pueden, quieren o saben. Eso sí, C's ocupa un espacio exigente y fiscalizador aunque no está claro que tengan todas las respuestas ni los cuadros suficientes. En muchos casos ya han dado muestras de comportarse con la ambición y la toma de decisiones que sólo tienen su fuente en eso que ahora llaman la «vieja política».
Decía Jacinto Benavente que «ser los mejores se paga con tiras de pellejo» y a tanto C's no llega. Torquemada no fue nunca ni el más ético ni el mejor ser humano, pero sí fue el más duro, el mejor investigador de la limpieza de sangre y extraordinario y nefasto analista de costumbres judaizantes o no. Partir de la elevación moral de la propia postura para actuar tan caprichosa y arbitrariamente como tantos otros fue la conducta habitual de los inquisidores, hombres con mucho poder pero vulgares seres humanos. Al fin eran éstos, los de siempre.
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